Joven sanantonino destaca con su espectacular baile en Argentina, Bolivia y Perú
Alvaro Quiroz descubrió en el break dance una verdadera pasión. Para él, esto se trata de mucho más que un baile.
Alvaro Quiroz (27) se prepara unos instantes, activa los músculos, prepara las manos y muñecas y de pronto, está parado de manos en medio de la plaza del ajedrez del paseo Bellamar.
Con singular agilidad, mueve sus piernas y caderas y se da el impulso necesario para girar una y otra vez sobre sus manos como una especie de trompo humano al ritmo de la música hip hop.
Si uno tuviera una máquina especial de ciencia ficción que pudiera detener el tiempo por unos instantes, vería que Alvaro literalmente vuela por algunas décimas de segundos. Manos y piernas no tocan el suelo y sin embargo, sigue girando.
Sin duda la prueba no es para simples mortales acostumbrados a andar por la vida sobre ambos pies, menos aún para quienes no tenemos un físico acorde para tales exigencias. Se trata de un movimiento sólo para especialistas, para aquellos con sangre fría o para algún desconsiderado que en un arrebato momentáneo quiera poner en juego su vida.
Porque sin ser exagerados, el movimiento que practica Alvaro puede terminar en cualquier momento con una fractura o con un cuello roto.
Este movimiento digno de gimnastas, pero realizado por bailarines es parte de lo que en esta disciplina se conoce como power move, sólo una de las muchas variantes que se puede encontrar en el break dance.
Y lo que realiza este sanantonino es uno de los trucos más complicados.
Corría la década de los 80 y en nuestro país se popularizó un estilo de baile en que los danzantes asemejaban movimientos de robots, pero con el tiempo evolucionó a lo que podemos apreciar hoy, donde se dio más paso al hip hop y donde los bailarines se enfrentan tratando de hacer el mejor movimiento,
Para conocer un poco más hay que decir que el break dance es un baile que combina una serie de movimientos aeróbicos y rítmicos, influenciados desde bailes aborígenes, artes marciales, gimnasia, y el funk. La lista de los movimientos es enorme y requiere gran dedicación y disciplina para llevarse a cabo. Los movimientos del b-boying se pueden clasificar en 4 ramas: estilo o top rock (baile de arriba), footwork (trabajo de pies), power moves (movimientos de poder) y freeze (te congelas en una postura).
De acuerdo a lo señalado por Alvaro Quiroz, en la provincia de San Antonio hay sólo 9 personas que practican regularmente este estilo de baile.
-A muchas personas les gusta, verlo o seguir los movimientos, pero otra cosa es practicarlos. Ahí se pone difícil, porque como toda disciplina o deporte se necesita ser constante, practicar todo el tiempo y aprender nuevos movimientos.
-Cuando comencé por allá por el 2001 sí, le daba mucho tiempo, pero después uno va adquiriendo otras actividades que le exige más tiempo. Ahora lo debo coordinar con mi trabajo en el área de mantención de Cencosud en la tienda Paris. Pero sí, uno le debe dar su tiempo porque de lo contrario no progresas y uno que está metido en esto quiere más y más. Es como un vicio sano, se podría decir.
Alvaro Quiroz vive en Llolleo, trabaja durante la semana y por las tardes y los fines de semana se da el tiempo para practicar este baile que lo atrapa. Tiene un pequeño hijo de 3 años que se llama Amaro y al que regularmente lo ve en los días feriados y algunos fines de semana. Cuando puede, se reúne con sus amigos del grupo Gravedad Zero de Santiago, con quienes buscan recursos para asistir a encuentros de break dance en el país o en el extranjero, ya que en la provincia de San Antonio no hay muchas instancias donde mostrarse.
Es así como buscando por aquí y por allá, generó los contactos para asistir, primero, a competencias en Mendoza. "El nivel es muy bueno, llegaron personas de todo Sudamérica y uno aprovecha de intercambiar experiencias y darse algunos datos. Veo a los demás y me digo: yo también podría hacer eso o mejor", señala.
Esas mismas instancias le permitieron tener los contactos para asistir a un encuentro similar en Bolivia y recientemente en Semana Santa a una competencia en Lima, Perú. "Yo no conocía y me di cuenta que a pesar de que los bailarines de allá están en otra situación económica, igual son capaces de hacer cosas de gran nivel. Muchos de ellos no tienen los recursos para salir de su país a mostrar lo que hacen, entonces uno se encuentra con bailarines que se destacan. Hay algunos que son más abiertos y conversadores, con ellos se puede hacer amistad y hablar de esto que nos gusta. En cambio, hay otros que son más reservados y quizás por ahí se ve algo de egoísmo también", comenta el joven.
Pero hay un punto importante también para él. "Donde quiera que voy digo que soy de San Antonio, es como parte de mi identidad. Acá se hacen cosas buenas en el baile, pero no contamos con un recinto donde poder entrenar periódicamente y con seguridad. Por lo general, quienes bailamos lo hacemos en horas de la tarde, después de nuestros trabajos. Así las plazas no son los lugares más apropiados", critica.
-Es que es algo de pasión. Cuando bailo me libero de muchas cosas, de los malos ratos, las preocupaciones y todo eso. Hay que saber lo que es esto para comprenderlo.
-¿Alguna vez lo dejaste?
-Hubo una época complicada en que debí privilegiar otras cosas. Lo dejé por un tiempo, pero me fue difícil. Como que una parte de mí me faltaba.
-Pasé momentos complicados en lo personas, pero sabes que, al final el baile estaba ahí, se quedó esperando y me llamaba. Yo sólo tuve que responder a su llamado. Ahora no quiero dejar de bailar, quiero ser más y más, aprender nuevos trucos y superarme.
-Creo que sí. Para mí esto es mucho más que un baile, es un estilo de vida.
Para realizar los giros de esta danza hay que tener una preparación profesional.
En la provincia de San Antonio hay sólo nueve bailarines de break dance
