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Infidelidad femenina, la revancha de las mujeres

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Un estudio realizado el año 2011 por el Centro de Estudios de Opinión Ciudadana de la Universidad de Talca en una muestra de 450 mujeres de la Región Metropolitana -cuyo propósito era medir frecuencia y conocer la opinión del sexo femenino sobre la infidelidad femenina-, entregó resultados sorprendentes: el 55% de las mujeres consultadas consideró la infidelidad como una opción válida; un 53% opinó que las mujeres podían ser infieles sin sentir remordimientos y un 76,8%, respondió que las mujeres son infieles por amor. Asimismo, un 50,4% dijo haber sido infiel en algún momento y un 22% reconoció que estaría dispuesta al engaño amoroso bajo ciertas circunstancias. La causa más aludida (27,3%) para quienes habían sido infieles fue la falta de atención de su pareja. Finalmente, un significativo 51,8% señaló el amor podía disminuir las probabilidades pero no garantizaba la fidelidad.

Notable. Más aún si se piensa que hasta 1994, en Chile el adulterio tenía pena de cárcel para las mujeres (no así para los hombres).

Claramente, las cosas han cambiado. Diversas encuestas hoy prácticamente igualan los porcentajes de infidelidad masculina y femenina y hay estudios que ponen por encima a las mujeres practicando esta conducta (así lo señaló en España la empresa Sexole en el primer estudio sobre conductas y preferencias sexuales de usuarios de Internet, donde un 50% de las mujeres resultó ser infiel, frente solo al 44% de los hombres). O encuestas hechas entre mujeres que trabajan fuera del hogar, en las que hasta un 80% ha confesado coquetear con sus compañeros de trabajo y porcentajes poco menores han respondido tener fantasías sexuales con ellos.

Una encuesta realizada el 2013 por la empresa Second Love -cuyo negocio es 'vender' infidelidades para casados- comprobó que un 67% de los encuestados creía que la infidelidad es cada vez más aceptada entre las parejas. Por su lado, un 25% de mujeres casadas confesó haber vivido al menos una aventura extraconyugal, de la cual no se arrepentían ni la consideraban un error.

El citado estudio concluyó que lo que hoy buscan las mujeres es ampliar la libertad al ámbito de la sexualidad y el placer. Esa libertad ganada a pulso en las últimas décadas las ha cambiado radicalmente en el ámbito amoroso. O más bien, ha puesto en evidencia algo que siempre existió: que la infidelidad se reparte por igual entre hombres y mujeres. Y es obvio. El ser humano es una especie más de los mamíferos polígamos. J

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Un tema de sobrevivencia

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l La antropóloga Helen Fisher hace ya casi 20 años dijo que para la mujer la poligamia fue una estrategia de sobrevivencia: 'El adulterio probablemente servía a las mujeres ancestrales como póliza de seguro: si un 'marido' moría o abandonaba el hogar, había otro varón al que podía convencer de ayudarla en las tareas domésticas. O si una mujer tenía hijos con diferentes padres, cada uno podía ser ligeramente diferente, lo cual aumentaba las posibilidades de que alguno de ellos sobreviviera a las fluctuaciones imprevisibles deI entorno'.

El profesor Tim Spector -especialista en estudios sobre gemelos- realizó una investigación sobre la influencia genética en la infidelidad femenina en 1.600 parejas de mujeres gemelas. Concluyó que 'no todas las mujeres son infieles, pero sí están preparadas genéticamente para serlo. Este es el factor más importante dentro de la infidelidad femenina: asciende al 40%'. Según el investigador, el estudio demostró que la infidelidad femenina persiste 'porque es evolutivamente ventajosa para la mujer'.

Así la ionfidelidad más que una conducta particular, se muestra como una forma de sobrevivencia ante la desaparición del macho. J

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