Una guardia del paseo Bellamar quedó traumatizada por golpiza
Karem Pizarro
sócrates orellana
A sus 24 años de edad y 2 y medio de experiencia como guardia de seguridad, Kasandra Vidal, nunca se esperó enfrentar una situación tan traumática dentro de su trabajo. El sábado pasado cerca de las 20 horas fue golpeada por cuatro mujeres, tres hombres y cerca de cinco niños que andaban con el grupo agresor en el Paseo Bellamar.
Ya no puede conciliar el sueño, las pesadillas no la dejan tranquila y teme salir a la calle después del trauma que sufrió al ser agredida durante 15 minutos en su lugar de trabajo.
'Me da miedo salir a la calle, porque veo a cualquier mujer con sobrepeso y me imagino la cara de la señora pegándome y todos esos niños con palos y con tanta rabia contra mí', declara.
Hoy está en tratamiento sicológico en la Mutual de Seguridad y sigue con licencia médica, ya que por las noches llora y sufre pesadillas, porque en su mente la fuerte golpiza sigue latente.
'Me llegó un palo en el hombro, uno en los muslos y una patada en la vagina que me dejó muy mal', comenta, pero dice que se está recuperando de estas lesiones físicas, pero sicológicamente se siente muy afectada.
Señala que el apoyo de su compañero fue fundamental para controlar la situación, pero que él también salió muy afectado por el ataque.
'Yo solamente veía que llegaba más y más gente a golpearme y no entendía nada. Mi compañero trataba de cubrirme, pero como eran mujeres y niños, no podía hacer nada más que servir como barrera ante los golpes', agrega Kasandra.
La gresca comenzó en el sector de los baños públicos del paseo Bellamar. La encargada de los servicios higiénicos había llamado a seguridad, porque tenía un problema con una mujer que la insultaba por haberle llamado la atención a una pequeña de 4 años que jugaba con los interruptores de la luz.
'Con buenas palabras le pedí respeto, traté de que la mujer se calmara y dejara de insultar a la señora del baño y fue peor, porque se me vino encima ella y tres mujeres más a pegarme', indica la guardia.
El curso que realizó Kasandra para trabajar como guardia nunca la preparó para una situación como la que vivió el sábado.
'Nosotros somos preparados en defensa personal, pero no para agredir, porque uno no puede defenderse. Si la señora me pegaba, yo no podía reaccionar de la misma forma, sólo tenía que aguantar', comenta con resignación, mientras se quiebra su voz.
Mediante técnicas de persuasión y comunicación, ella siempre se enfrentó de buena forma ante momentos de gran complejidad como solicitar a vendedores ambulantes que hicieran abandono del lugar o conflictos entre personas.
'Me da mucha rabia, porque había mucha gente y nadie se atrevía a hacer nada. Fue una señora que gritó: suelten a la guardia que van a terminar matándola y como hay cámaras ahí, por eso dejaron de pegarme', cuenta con sus ojos inundados en lágrimas. J
l Pese a que esta agresión se calificó como un 'hecho aislado' por parte del encargado de la Empresa Portuaria, Carlos Mondaca, los compañeros de trabajo de Kasandra que trabajan para la sociedad de seguridad Intercom en el Paseo Bellamar, siguen preocupados por esta situación. Según ellos sienten muy expuestos a este tipo de agresiones.
