Practica en el Bellamar el arte de dar vida a las marionetas
sergio riveros
sergio riveros
D urante el fin de semana Olivia y Popeye hacen de las suyas en el paseo Bellamar. Es que, de la mano de Iván Carrasco, estos muñecos (y varios más), toman vida para alegrar a grandes y chicos.
Iván y su esposa Sharon Parada comenzaron a conocer los títeres por casualidad. 'Vivíamos en Puerto Montt y como llovía mucho, poco podíamos hacer para que los niños jugaran en los cumpleaños. Entonces, se nos ocurrió la idea a de hacer un show con títeres, de esos que van en la mano', contó Sharon. Los invitados al cumpleaños los recibieron tan bien que, de a poco, comenzaron a tener más shows, hasta que llegaron a convertirse en el Teatro Miel.
El 2010 decidieron venirse para estar más cerca de la familia de Sharon. Vendieron todo y, junto a sus tres hijos, llegaron a vivir a Cartagena. 'Lo que comenzó como hobby se transformó en una necesidad, ya que estoy oxidado en la administración de empresas, que es mi primera profesión', contó Iván. Es que a pesar de las expectativas, acá les resultó más difícil de lo que esperaban volver a montar su empresa.
A pesar de su pasión por la alegría de las marionetas, Iván tiene una gran pena.
'Todavía no puedo hablar de eso', dice conteniendo a duras penas las lágrimas.
'Hace unos meses se nos fue una hijita, ha sido muy duro', cuenta Sharon.
'Ella luchó tanto que eso me inspira, es una terapia para superar un poco la pena. Ella valoró tanto la vida, que yo digo es mi fuerza. Trabajo en la calle con marionetas, pero quiero ser el mejor titiritero de Chile', explica Carrasco.
'Para eso, también necesito que se valore que lo que hago es un arte y se me den los permisos para poder mostrarlo. Sé que los titiriteros de Europa estudian años, pero estoy llegando a ese nivel, a la primera división, de forma autodidacta y quiero poder mostrarlo al público', dijo Iván.
Actualmente, la familia Carrasco Parada se encuentra restaurando una veintena de marionetas que tienen casi un siglo de historia y que han pisado los mejores escenarios del país.
'Un día estaba trabajando en la calle y se acercó Jorge Mitchells. Me ofreció regalarme las marionetas antiguas del Teatro Municipal, porque quería que volvieran a tener vida. Se las recibí con un poco de recelo porque no sabía si podía restaurarlas, pero me di cuenta que sí', dijo con orgullo Iván. J
l Iván cuenta que le ofrecieron ir a presentarse en Morandé con Compañía, 'pero no quise, porque siento que no estoy preparado. Quiero hacer el mejor show de títeres del país y todavía me falta aprender algunos trucos', contó.