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Rayados, robos y basura dañan la imagen de nuestro paseo Bellamar

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El paseo Bellamar es el lugar más visitado por los turistas y también por los mismos sanantoninos. Pese a esto, es también es uno de los puntos en que más se nota la poca cultura de limpieza que tenemos los chilenos.

Ayer, en un recorrido por el paseo Bellamar, un equipo de Diario El Líder comprobó la existencia de una realidad que supera lo esperable, pues en dicho lugar es común que desconocidos rayen los módulos de los artesanos, se roben las plantas de los jardines, rompan la madera de las bancos, destruyan los juegos infantiles, lancen basura a la bahía o simplemente se dediquen al comercio ambulante y con ello afecten a los que sí pagan patente.

La administración del paseo Bellamar está a cargo de la Empresa Portuaria de San Antonio (Epsa), que anualmente invierte $320 millones en mantener en buenas condiciones este punto de esparcimiento al que se accede en forma gratuita.

Carlos Mondaca, jefe de Asuntos Públicos de Epsa y responsable de la administración de dicho paseo, aseguró que pese a que han instalado 18 contenedores de basura, hay personas a las que no les importa mucho lanzar desperdicios al suelo.

Sobre los desechos que constantemente aparecen en el mismo borde costero, Mondaca cree que es falso el mito de que esa inmundicia haya sido arrastrada por el cauce del río Maipo. 'De acá retiramos, normalmente, bidones de mezcla de motores de dos tiempos, restos orgánicos como una cebolla entera; eso no puede haber llegado de Santiago (por el río), alguien lo arrojó acá cerca. También hallamos vasos de plumavit, potes plásticos transparentes similares a los que usan para vender cebiches en la caleta; por lo tanto, pensamos que son cosas que se arrojan acá mismo', declaró el ejecutivo de Epsa.

'Tenemos que mantener esto entre todos', pidió Mondaca.

Ayer, un grupo de maestros estaba reparando las bancos de madera que en los últimos días han sido el blanco de manos destructivas.

'La gente no ayuda a cuidar un paseo tan bonito, al que los turistas de Santiago acude en masa los fines de semana. Creo que todos los esfuerzos que hacemos se pierden si nosotros no respetamos lo que tenemos. El chileno no tiene la cultura de cuidar y de mantener todo limpio', contó el maestro de la construcción, Luis Órdenes, mientras afinaba los últimos detalles de los trabajos de reparación de los bancos dañados.

Órdenes también dijo que le molesta que rayen los módulos de los artesanos. Agregó que los visitantes que entran al baño rompen las llaves del agua porque simplemente no saben usarlas.

Alejandro Cerda, supervisor de la empresa de servicio de aseo Aramark, afirmó que los ambulantes dejan 'mucha basura' en lugares no habilitados para ese fin en el paseo Bellamar.

Esta empresa es la encargada de retirar los desechos que son lanzados al mar, adonde llegan cajas de plástico para el transporte de pescados, botellas plásticas y botellas de vidrio de bebidas alcohólicas.

'Hay que cuidar el paseo Bellamar, pero la cultura del público no ayuda en esto y bota la basura al suelo, porque cree que para eso están los que limpian', explicó Cerda.

Angel Bastías, inspector de Medio Ambiente de la Municipalidad de San Antonio, piensa que los daños en el mobiliario urbano de la ciudad y del mismo paseo Bellamar son parte de acciones vandálicas de jóvenes rebeldes que transitan alcoholizados por las calles en las noches. 'Es un modo de diversión desmedida; y ahí están las consecuencias: hay algo bonito y precioso que a todos nos gusta, pero que cierta juventud no cuida', señaló.

'Esto es por la falta de cultura de la gente de San Antonio y de quienes nos visita', recalcó el artesano del paseo Bellamar, Ángel Marciel, a quien le rayaron su módulo y pide que esto se acabe pronto. J

l El vicepresidente del Mercado de Venta de Pescados 'Esfuerzo y Trabajo', Luis Hernández, negó que haya comerciantes ligados a esta entidad que lancen basura plástica al mar. Explicó que lo que hacen los locatarios es juntar los restos de pescados para que sean consumidos por la manada de lobos marinos que habita en el borde costero, ya que, según él, esos animales no tiene qué comer.

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