Don Félix Calderón, el querido caserito que anunció su muerte para agosto
album familiar
María Teresa, la mayor de los cinco hijos de Félix Segundo Calderón Muga, recuerda que le dijo varias veces a su padre que tuviera cuidado con los cambios de temperatura. A don Félix, uno de los caseros o comerciantes casa a casa más antiguos de todo San Antonio, le encantaba sentarse frente al fuego y luego salía al intenso frío que ha caído sobre la comuna durante este invierno.
'Yo varias veces le dije . Y él me respondía siempre lo mismo: '. Yo le decía que no hablara leseras. Y él me volvía a responder lo mismo: '. A mí me dejaban muy mal esas palabras porque lo quería mucho… todavía lo quiero mucho', comenta María Teresa con una pena infinita.
Nadie de su círculo más cercano pensó que sus palabras terminarían convirtiéndose en realidad. Pero don Félix no estaba equivocado. A mediados de agosto pasado su salud empeoró. Su diabetes y sus problemas al corazón y a los riñones lo terminaron condenando a la muerte. Estuvo una semana internado en el hospital Claudio Vicuña, donde falleció el 26 de agosto pasado, justo el día en que cumplía cinco años de matrimonio con Marta Piña, su amada mujer y compañera inseparable durante los últimos 38 años.
'No sé si él sabía que se iba a morir, pero yo creo que el infarto cardiaco que le produjo la muerte fue por el susto que pasó el 23 de agosto, el día que tembló súper fuerte en San Antonio. Se cayó un poco de pintura del cielo en su pieza del hospital y él pensó que se iba a caer el techo. Intentó salir arrancando, pero no pudo porque estaba conectado a un montón de mangueras', cuenta su hija María Teresa.
Félix Calderón tenía 85 años y los últimos 30 los dedicó a vender distintos productos hogareños por todos los rincones y cerros de San Antonio, en especial en Tejas Verdes, donde tenía cientos de caseras.
'Mi suegro era uno de los últimos caseros o semaneros de San Antonio. A su funeral fueron muchas de sus clientas, aunque también hay muchas otras que todavía no saben que se murió', cuenta su nuera Ana María Silva.
El octogenario comerciante era un hombre bondadoso, de esos que ya no quedan en esta Tierra. 'Mi papá nunca presionaba a sus caseras para que le pagaran. Incluso muchas veces, cuando sabía que sus clientas no tenían dinero, les pasaba mil pesos para que tuvieran para comprar el pan para sus hijos. Era muy abierto con la gente, especialmente con los niños, con quien tenía una afinidad muy especial. Le encantaban los niños', rememora María Teresa.
Luisa Guajardo, una de sus nietas, dice que don Félix 'fue un casero sin Dicom, con una paciencia infinita, un excelente vecino, una bella persona, un abuelo de verdad. El otro día encontré un espejo con forma de corazón que me regaló para un cumpleaños y, al verlo, mi hijo me dijo . Con eso hay que quedarse, con lo bueno que era'.
Luisa también recordó la premonición de su abuelo: 'siempre dijo que se iría en agosto y así fue'.
En su juventud Félix Calderón debió soportar duros golpes de la vida. En 1963 murió su esposa Carmen Leiva Camus, y él, con apenas 33 años, debió hacerse cargo de sus cinco hijos: María Teresa, Félix Francisco, Luis Alberto, Susana y Mirta. Duró apenas 10 años casado.
Tres años después la casa en que vivía junto a sus hijos, en calle Curicó con Lautaro, se quemó completamente en un gigantesco incendio. El y sus pequeños hijos quedaron con lo puesto y debieron mudarse a la casa de los padres de don Félix, en la calle Pudeto de Barrancas.
'A pesar de las dificultades que enfrentó en la vida, siempre fue un hombre de carácter pasivo, tierno, angelical, muy bueno para la talla y amigo de sus amigos. Era regalón con todos los niños, quienes le llamaban tío', comenta su nuera Ana María Silva.
'Tengo los mejores recuerdos de mi papá. Para mí no tenía defectos', agrega su hija María Teresa.
A mediados de los '70 la vida le comenzó a sonreír nuevamente. En esa época conoció y se enamoró perdidamente de Marta Piña, quien se convertiría en su compañera inseparable hasta sus últimos días. Entre ambos criaron a su nieta María José, hoy de 28 años, quien fue su máxima regalona, al igual que sus otros nietos.
A pesar que llevaban más de 30 años de vida en pareja, recién el 26 de agosto de 2009 contrajeron matrimonio. Exactamente cinco años después don Félix partió de este mundo, cumpliendo su palabra de hombre hasta su último respiro. J