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Las tragedias y alegrías que han marcado a funcionarios del Samu

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Bernardo Sánchez lleva 22 años trabajando como conductor de ambulancias en el hospital de San Antonio. Actualmente se desempeña en el Servicio de Atención Médica de Urgencia (Samu) del Claudio Vicuña.

Se podría decir que es un hombre curtido en estas lides, pero de todos modos al ver el dramático accidente en el que un camión atropelló a un menor de edad, sintió un estremecimiento interior.

'Fue muy fuerte, debí arrastrarme debajo del camión y con otros compañeros retiramos el cuerpo del niño. Aunque a uno lo preparan para estas cosas, siempre es difícil enfrentarse cara a cara con la tragedia', comentó.

Eso no ha sido el único accidente con consecuencias fatales al que ha concurrido. Varias veces se enfrenta a situaciones complicadas cuando la emergencia llama en las carreteras de la zona.

Fallecidos, personas heridas de diversa consideración, lamentos, nerviosismo. La escena al llegar a un accidente está sobrecargada de dolor y sentimientos.

¿Cómo decidir quién debe ser subido inmediatamente a la ambulancia para trasladarlo a un centro de atención cuando hay varios que gritan por ayuda?, ¿cómo saber quién tiene prioridad y quién no? Son preguntas que se hace cada uno de los funcionarios del Servicio de Atención Médica de Urgencia del hospital de San Antonio que recientemente conmemoró tres años de labor.

Desde el 2012 el Samu del hospital Claudio Vicuña es dirigido por el kinesiólogo reanimador Alexander Tapia López, quien informó que esta dependencia está compuesta de 13 conductores, cinco paramédicos y cuatro auxiliares de servicio, todos los cuales prestan atención prehospitalaria. A ellos se les suman cuatro radioperadoras que trabajan en sistema de turnos las 24 horas del día, los 365 días del año, atentas al número de emergencia 131.

'Antes de concurrir a una emergencia, se evalúa la llamada y se determina el equipo a enviar. Pueden haber accidentes en que los lesionados sean leves o no haya heridos y podríamos perder tiempo si es que nos llaman a una emergencia de mayor gravedad en otro lugar. Acá tenemos móviles avanzados y básicos y acuden dependiendo del riesgo que se origine, como paro cardiorrespiratorio, hipoglicemias, entre otros', comentó.

-A la fecha hemos realizado más salidas que todo el año pasado. Estamos hablando de más de 200 salidas mensuales de ambulancias para atender emergencias con riesgo vital. Si lo multiplicamos por todos los meses, llegamos a una cifra muy alta. Nos quedan tres meses y estadísticamente aumentará la cifra respecto del año 2013. Tenemos muchos traslados a Valparaíso. Eso implica que nuestros móviles deben salir de la zona, por lo que dejamos sólo una acá.

-Nos coordinamos con los servicios municipales y ellos concurren al lugar. De esta forma mantenemos cubiertos los frentes, aunque quedamos pendientes de la disponibilidad del sistema municipal.

-Hemos recibido pitanzas de números que han sido pesquisados y denunciados a la PDI. Se identificó a la persona y hay un procedimiento en ejecución.

-Esperamos la llegada de más recursos, tanto instrumental como humano. Eso es lo que necesitamos. Tenemos un profesional sólo hasta las 17 horas en los días hábiles no festivos. Esperamos que exista un profesional las 24 horas del día. Si bien estamos sometidos a una capacitación constante, sería importante contar con más personas para brindar un mejor servicio.

Bernardo Sánchez es conductor de ambulancias y reconoce que en el Samu hay que aplicar sicología ante las emergencias. 'No es fundamental andar rápido, lo importante es que se asegure el transporte del paciente. Hay técnicas que debemos aplicar de acuerdo a la complejidad de quien trasladamos. Allí tiene importancia la experiencia porque no hay que andar corriendo siempre. Imagínese que con una persona politraumatizada pasáramos a toda velocidad sobre los baches'.

-He concurrido a varios accidentes graves en la Ruta de la Fruta, en el camino a Cartagena, en el ingreso al puerto, entre otros. Uno debe aplicar lo aprendido, la parte sicológica, porque se debe sobrellevar el tema de la mejor manera. El estrés hay que controlarlo, aunque uno siempre se impresiona cuando se encuentra en el sitio del suceso.

Karen Berríos (25) siempre quiso trabajar en el área de salud. Al conocer la labor que se efectúa en el Samu supo que debía pertenecer a este equipo especial.

'Llevo tres años aquí y en ese periodo me han tocado accidentes de tránsito, atender partos y personas con riesgo vital, pero hay ciertos casos que a una la marcan', cuenta.

Karen recuerda un 18 de septiembre cuando enfrentó el caso de Florencia. Era una menor de cuatro meses de edad que murió por asfixia porque su mamá se había quedado ebria dormida junto a ella y no se dio cuenta cuando la aplastó. Nos llamaron alrededor de las 14 horas, cuando llegamos con nuestros compañeros nos encontramos con la menor morada y cuando llegamos al hospital falleció'.

'Hicimos todos los procedimientos de reanimación. Nos demoramos súper poco en llegar al hospital, pero falleció igual. Duele ese tipo de situaciones porque una da lo mejor para tratar de salvarle la vida a las personas y al final no hay caso', cuenta.

También sitió mucho lo que ocurrió con Paula, una menor de 6 meses en un hogar en Llolleo, que quedó atrapada entre los fierros de una cuna. Al ir a buscarla al Sapu de Las Lomas, le realizó el trabajo de reanimación, pero no tuvo solución.

'Una es madre y es difícil cuando te tocan esos casos. La Paula nunca hizo nada, como que pasó por la vida y nadie se dio cuenta', dijo Karen.

Esas tragedias no ensombrecen la alegría de ver la vida nacer. Le ha tocado en su periodo profesional atender varios partos y hasta ahora recuerda el nombre de las pequeñas.

Ese es el caso de Catalina. 'En el sector de la Viuda una madre estaba en labor de parto y cuando estábamos llegando, Catalina nació. Me tocó recibirla. Fue emocionante el ver la vida de esa manera', declara.

'Lo importante es que más allá de las tragedias o alegrías, una debe estar siempre dispuesta a ayudar'. J

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