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La nueva vida del maestro sanguchero sanantonino que ahora alimenta almas

LSA

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'Antes me dedicaba a alimentar cuerpos, pero ahora alimento almas'.

Las palabras de David Lorca suenan con convicción, con certeza y fe en la nueva labor que cumple en Limache, hacia donde emigró para predicar en la Iglesia Pentecostal Naciente.

Así, David Lorca -más conocido como 'el maestro'- pasó de preparar chacareros, barros lucos, completos, dinámicos y ave paltas a entregar el mensaje del Señor a las almas que tanto lo necesitan en toda el área urbana de esa localidad de la provincia de Marga Marga en la Quinta Región.

Dejó la mayonesa, el ketchup, el chucrut, la salsa americana y la palta molida por las sagradas escrituras que alimentan el alma de sus fieles deseosos de alimento espiritual tan necesario en los días de hoy.

Hay que decir que 'el maestro' siempre ha sido un hombre religioso, de sólidas bases cristianas producto que viene desde su familia en San Antonio y que lo llevaron a esta nueva dimensión en su vida en que reconoce que 'hay que tener una verdadera pasión por la vida ministerial'.

Y para ello necesitaba el apoyo de su esposa Sandra Pontigo, quien lo acompañó en esta vocación que lo llevó desde este puerto donde había vivido toda su vida, hasta las calurosas tierras limachinas donde debió predicar en terreno fértil. No fue fácil -reconoce- dejar atrás toda una historia, dejar los lazos familiares y las amistades sanantoninas.

Pero había que hacerlo…. Había recibido el llamado del Señor.

Así, este hombre que es conocido en San Antonio por su sencillez, su amabilidad y su eterna sonrisa, además por haber trabajado en locales como el Bin de Llolleo, el Paulina, el Lucernita y últimamente en su propio emprendimiento llamado precisamente 'El Maestro', creó su propia historia.

Claro que los comienzos del maestro en la vida religiosa no fueron sencillos. 'Bueno, hace más de 50 años que soy cristiano. Antes no estaba en mí la fe. Como todo joven no le tomaba el peso al asunto; es más, a veces me daba vergüenza cuando veía a los demás predicando en la calle. Una vez recuerdo que iba pasando por un bosque que había cerca del hospital ahí en Luis Reuss. Había un grupo de hermanos predicando y yo quise hacerles el quite, pero me vieron y me llamaron a integrarme. Me sentía un poco obligado, pero descubrí la iglesia que estaba dentro de mí y desde ahí no paré más', cuenta.

Fue en el recordado Bin donde se hizo muy conocido. Allí en el local frente a la plaza administrado por Angel Céspedes, en cuyo segundo piso Lencho Aguirre hacía bailar a los sanantoninos; el maestro hizo sus primeras armas en la preparación de comida rápida, además de pizza y pollo asado.

Recorrió diversos establecimientos hasta consolidarse largos años en el Lucernita de El Molo en Barrancas. 'Mucha gente me recuerda por ese trabajo. Ahí estuve bastante tiempo hasta que llegó un momento en que decidí partir y empezar mi propio emprendimiento. Fue difícil porque a uno le cuesta comenzar con algo nuevo, con muy poco capital y sin experiencia, trabajando sólo. También que uno cuando tiene más de 40 años duda mucho si encontrará trabajo en otro lugar, pero siempre he dicho que en todo lo que hago está la mano de Dios y en este caso no fue distinto', dice.

Lorca cuenta que decidió instalarse con un pequeño local en su propia casa de Baquedano con Cristo Rey. 'Lo que más nos costó fue lograr los permisos de Sanidad. Eso fue largo, pero una vez conseguidos nos fue muy bien', relata.

-Recuerdo que para el terremoto del 2010 abrí al poco tiempo. No había luz, así es que instalé unos chonchones afuera del local. Fue mucha gente y ahí me di cuenta que a las personas le gustaba como preparaba los completos, así es que decidí seguir adelante. Al tiempo ya nos había ido mucho mejor al punto que pude contratar gente. Por las tardes iban muchos colectiveros, estudiantes y personas de otros lados que me decía: 'que bueno maestro que siga con sus labores', eso fue un impulso que nos incentivó a seguir

-Siempre uno piensa en el futuro, pero mi emprendimiento familiar lo atribuyo a la fe. A veces sí, dudaba de lo que hacía, pero a la gente le gustaba y así salí adelante. Me fue mucho mejor que cuando estaba en un local establecido. Es más, puedo decir que no he sido egoísta y le he enseñado a otros a realizar este trabajo. Algunos de ellos también se independizaron.

-Los completos me quedaban buenos, con su vienesa doradita y el pan crujiente, pero el que más me gusta a mí es el chacarero, con sus porotitos verdes y churrasco bien sazonado. Ese para mí era el mejor. Además que mi política era de que si el sándwich me gustaba a mí entonces lo hacíamos.

Hace dos años, 'el maestro' sintió nuevamente y más fuerte el llamado del Señor. Esta vez no sólo era asistir a la iglesia sino que había una fuerza interior que lo invitaba a esparcir su enseñanza.

'Ahí sentimos junto a mi señora este llamado a cumplir con una labor ministerial. Esto no lo hace uno solo, sino tiene que ser la familia, ya que uno se va a otro lugar a propagar la fe. Ella me ha apoyado mucho, desde que tenía mi local, ya que tiene una especie de ángel que le hace llevarse bien con las personas. A veces hablaba con los colectiveros que nos iban a comprar completos y se quedaba a escuchar sus problemas o les contaban sus preocupaciones. Es que sentían que los tratábamos distinto. Ahora en la iglesia es lo mismo. Hacemos una labor entre dos'.

-Sí, esta es otra forma de vida, pero el Señor me ha enseñado este camino y yo lo sigo. Dios me lo ha dado todo, nunca he sido soberbio, soy un agradecido de la vida. Pero ¿quiere que le diga algo?

-Igual echo de menos mi trabajo en mi localcito y junto a los completos. J

'Dios me lo

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