El Centro de Rescate se llena de pelícanos con graves heridas
Son las 10.15 horas de la fría mañana del lunes. Cristián Brito, por estos días el único funcionario del Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre del Museo de San Antonio, sale agotado y transpirando de las jaulas donde actualmente permanecen cerca de 40 pelícanos. La mayoría ha llegado en las últimas semanas heridos o desnutridos debido a la falta de alimento que está afectando a estas y otras aves costeras de la zona.
"La verdad es que estamos bien complicados porque tenemos una sobrepoblación de pelícanos en estos momentos. Eso implica un trabajo adicional tanto para limpiar las jaulas y piscinas como para conseguir su alimento. Cada pelícano come cerca de seis kilos de pescado al día, y los alimentamos tres veces a la semana", cuenta Cristián Brito.
En estricto rigor, lo que comen son restos de pescados, provenientes de algunas pescaderías del mercado y del muelle que los donan al museo en un acto de caridad. "Si no fuera por esta desinteresada ayuda, no podríamos alimentarlos, porque el centro no cuenta con los recursos necesarios para comprarles comida a estas aves", reconoce Brito.
"Lo lamentable es que de estos 40 pelícanos son muy pocos los que tienen posibilidades de rehabilitarse y volver a la vida silvestre. No son más de dos o tres los que se pueden recuperar. Y un pelícano vive en promedio unos 15 años. Somos el único centro de rescate de la provincia y por eso vemos con preocupación que sigan llegando, porque en algún minuto no vamos a poder tenerlas", comenta Brito.
A juicio del funcionario del Centro de Rescate, la sobreexplotación de los recursos pesqueros ha dejado sin alimento a los pelícanos, que son aves que cazan en alta mar lanzándose piqueros al agua.
"Por esa razón la mayoría se ha trasladado a la caleta, donde sufren el ataque de los perros vagos y de los lobos marinos, con los cuales compiten por la poca comida que les tiran en el sector del muelle", explica Brito.
-Porque la mayoría llega con sus alas quebradas, con lesiones irrecuperables para volver a volar. También hemos observados algunos que vienen con mordeduras de lobo en el pecho, que son la parte donde tienen mayor cantidad de carne.
-La idea es liberar a los que se pueden recuperar y derivar a otros a algunos centros donde los puedan mantener y alimentar.
culpan al dragado
"Hasta antes que se iniciaran las obras de dragado (excavación) en Puerto Central, todos los días veíamos bandadas de pelícanos persiguiendo a los cardúmenes de sardina, sierrilla y jurelillos que entraban a los caladeros. Después nunca más se vieron esos cardúmenes porque el barro y el sedimento de los trabajos mató todo lo que había en los alrededores de El Molo", acusa Miranda, quien recordó que los pescadores de San Antonio demandaron a Puerto Central por el supuesto daño ecológico generado por el dragado.
"Los restos de pescado que comen los pelícanos en la caleta es una mínima parte de su dieta, porque la mayor parte del alimento lo consiguen en alta mar. Lamentablemente seguirán muriendo de hambre porque estos caladeros no se recuperarán antes de 50 años", dice Miranda.
Puerto Central, por su parte, ha reiterado en varias ocasiones que sus obras cumplen con todas las normas vigentes. J
l Dentro de todo lo malo que ocurre con los pelícanos, Cristián Brito asegura que al menos estas aves al igual que las gaviotas son abundantes en el litoral y por lo mismo, no está en riesgo su sobrevivencia. "De todas formas hay que tratar de evitar los ataques que sufren estas aves tanto de los perros vagos como de los lobos para que la población de ejemplares heridos no siga aumentando en nuestro centro de rescate", opina Cristián Brito.
"Lo lamentable
es que de estos
40 pelícanos son
muy pocos los
que tienen
posibilidades de
rehabilitarse",
Cristián Brito,