La guapa sanantonina que corrió la Maratón de Berlín
Aprincipios del 2012 la sanantonina María José Bustos (33) ingresó a Road Runners Chile y su mayor aspiración era correr 10 kilómetros y terminar "digna". Por eso, para ella la posibilidad de participar en una maratón, que significa correr 42,195 kilómetros, era una meta casi imposible.
"Pasaron los meses y ya me estaba preparando para correr 21 kilómetros y al mismo tiempo me estaba cuestionando si sería capaz de correr una maratón", reconoce la ex alumna del liceo Santa Teresita de Llolleo, desde Estambul, Turquía.
Fue así como decidió dar el gran salto y postular a la Maratón de Berlín, una de las más importantes del mundo junto a las de Nueva York, Londres, Chicago, Boston y Tokio y que son conocidas como
"El 14 de noviembre del año pasado me llegó un mail de notificación que había sido seleccionada para participar en esta maratón", recuerda.
"En diciembre empecé con mi entrenamiento junto al profesor Pablo González, un hombre súper experimentado y que ha corrido varias maratones y que este año fue el mejor chileno de la Maratón de Boston. Antes de la maratón de Santiago comencé a sentir una molestia en el muslo derecho. A esa fecha llevaba varios kilómetros acumulados y pensé que ese era el origen de mi lesión", relata esta oriunda del sector Hospital.
A los pocos días de haber comenzados a sentir la molestia, María José recibió una noticia que echaba por tierra sus sueños de participar en su primera maratón.
dura recuperación
"Durante ese tiempo lo pasé muy mal porque el maratón se me estaba arrancando de las manos. Por trabajo me tuve que ir un mes a India, así que ahí realicé mi recuperación y como en la calle era imposible correr lo hacía en el gimnasio del hotel. Mi profesor me mandó una rutina de preparación física", cuenta.
EN BERLÍN
"Uno de mis compañeros me dijo '. Encontré que tenía toda la razón. No me iba a achicar en ningún momento de la carrera porque estaba preparada. Fue así como corrí toda la maratón sin detenerme un solo minuto", asegura orgullosa.
"En el kilómetro 4 me encontré con un grupo de chilenos y fue inevitable no hacer un ce-ache-í y eso fue un golpe tremendo de energía para mí. Ya en el kilómetro 15 comencé a sentir una molestia que con el pasar de los minutos fue aumentado, pero cuando bajaba el ritmo me dolía aún más, así que decidí no detenerme, ni siquiera a tomar agua", agrega.
El último golpe de energía que necesitaba esta ingeniera para poder terminar los 42,195 kilómetros se produjo poco antes de llegar a la meta.
"Yo no sé si era el consulado o la embajada pero en un edificio vi varias banderas chilenas y eso fue otro golpe de energía para mí, hasta que llegué hasta la última calle y a lo lejos se veía la Puerta de Brandenburgo. Cuando por fin crucé la meta me costó varios minutos darme cuenta que en 4 horas, 28 minutos y 39 segundos había terminado la hazaña de correr una maratón, la cual dediqué a mis padres porque lo que hago y lo que soy es gracias a ellos". J
l "Mi maratón estuvo llena de contingencias que hicieron que esto se convirtiera en un desafío súper complicado. A ratos pensaba que no lo iba a poder realizar. No entrené como me hubiera gustado, pero creo que correr esta maratón es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida y volvería a correr otra, pero no me siento una maratonista, sino que sólo una persona que se atrevió a correr 42,195 kilómetros", reconoce la barranquina.