La joven y linda sanantonina que defiende los derechos de los trabajadores de la salud
Tratar de conversar con la actual presidenta de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fenats) local, Sara Lizama Peña, de 34 años, no es fácil. Pero no es por un tema de simpatía, sino porque en el hospital Claudio Vicuña, donde ella trabaja hace 14 años, es muy querida y conocida, entonces cada vez que recorre los pasillos del recinto, muchas personas se acercan para contarles sus problemas y tratar de conseguir alguna solución.
"Siempre me pasa lo mismo", dice de entrada, "pero a mí me gusta mucho ayudar a la gente así que lo hago con mucho cariño".
Fue por estas ganas de ayudar a los demás que decidió ser parte de la dirigencia de la Fenats, aunque reconoce que su ingreso fue casi un accidente.
"Me acuerdo que el día en que me inscribí como candidata a dirigente de la Fenats fue por acompañar a una amiga. Yo no le había tomado mucho el peso a lo que estaba haciendo, pero con el pasar de los días, muchas personas se me acercaron para preguntarme sobre mi candidatura. Ahí recién me di cuenta lo que esto significaría en mi vida", recuerda.
"La verdad es que no hice mucha campaña y cuando llegó el día de la elección, me acuerdo que salí cuarta de catorce candidatos que se presentaron. Un resultado bastante bueno si pensamos que los trabajadores confiaron en mí sin conocerme mucho porque ni siquiera hice campaña", agrega.
Cuando salió electa, Sara se dio cuenta que representar a sus pares no era algo fácil, así que decidió cambiar el switch, y enfocarse ciento por ciento en esta tremenda responsabilidad.
"Me fui dando cuenta que si los trabajadores se acercaban a conversar conmigo para contarme sus problemas era porque confiaban en mí, entonces tenía que responder a esa confianza", indica.
Pero los primeros años de dirigencia no fueron para nada fáciles, principalmente porque debió compatibilizar su tiempo entre sus labores como dirigente y su rol de madre.
"Ese año me puse a estudiar en la escuela sindical. Tenía que viajar dos veces a la semana a Valparaíso y en las noches llegaba súper tarde. A las 8 de la mañana me iba al trabajo y en la tarde a Valparaíso, después volvía muy tarde y casi no veía a mi hijo porque cuando llegaba a la casa él estaba durmiendo. De igual forma sentía que valía la pena todo lo que estaba haciendo, aunque ahora veo que perdí mi vida personal por la gremial. Por eso en este tercer periodo dirigencial aprendí a que tengo que saber llevar ambas cosas", reflexiona.
"En un principio me costó entender porque me gusta mucho lo que hago, pero primero está mi hijo. Muchas veces él me reclamó porque yo no estaba. En este nuevo periodo decidí darle prioridad a ciertas cosas y en especial a mi hijo", añade.
Desde esa elección han pasado cuatro años, y gracias a su buena gestión, Sara se convirtió hace unas semanas en la flamante presidenta de la Fenats.
"Este es mi tercer periodo como dirigenta de la Fenats y durante los dos últimos logré la mayoría de los votos", dice con orgullo.
-Antes la gente mayor era la que tenía ese espíritu de lucha, pero como muchos se han ido jubilando o derechamente cansando de todo esto, la Fenats se ha ido debilitando. Hoy en día las personas no tienen esas ganas de luchar y se quedan sentadas esperando que todo les llegue. Muchos perdieron el norte y olvidaron que para exigir derechos también tienen deberes que cumplir. Mucha gente ha perdido la confianza en el sindicalismo y en el trabajo social que debe realizar un gremio.
niñez
"Nunca nadie me obligó a trabajar, pero yo sabía que algo tenía que aportar en mi casa porque yo vengo de una familia bastante humilde. A los 8 años salía a vender pan a la playa y la verdad es que me iba bastante bien. Debe ser porque veían a una niña pequeñita, flaquita, vendiendo el pan. En el invierno vendía ensaladas", cuenta entre risas, pero con orgullo.
"Durante mi niñez tuve que hacer varios sacrificios, por eso a veces creo que borré ciertos recuerdos. La necesidad que había en mi casa me hizo trabajar. A veces no teníamos ni pan para comer y cuando mi mamá llegaba del trabajo con una marraqueta teníamos que dividirla entre tres personas", añade.
A pesar de las pocas imágenes que tiene de su niñez, Sara recuerda a una de sus amigas, con la que jugaba a las muñecas en el patio de su casa, entre árboles de membrillos, parrales y manzanos.
"Lo más lindo de mi niñez era jugar con mi vecina a las muñecas. Entre los árboles armábamos casitas, jugábamos con barro. Lo pasé muy bien aunque son los pocos recuerdos que tengo", confiesa.
Su enseñanza media la realizó en el Instituto Comercial. Estudió la carrera de Contador General porque "siempre me gustaron los números".
Antes de llegar al hospital, trabajó en una oficina de contabilidad y posteriormente en un servicentro hasta que le dijeron que en el hospital había un cupo en la oficina de Contabilidad.
embarazo
Pero por estos días ha decidido bajar la intensidad, ya que recibió una noticia que la tiene muy contenta y plena.
"Estoy bajando las revoluciones porque tengo tres meses de embarazo y la verdad es que no me he sentido muy bien. El doctor me dijo que tratara de bajar las revoluciones y la verdad es que estoy tratando, aunque me cuesta un poco", asegura.
La noticia sobre su maternidad la tiene muy contenta a ella y a su pareja, el periodista de Canal 2 Juan Olivares.
"Estoy muy contenta y a pesar de que aún no estaba en mis planes tener otro hijo, esta noticia me tiene muy feliz, sobre todo porque cuento con el apoyo de mi familia, de mi pareja y de hijo, que está muy contento con mi embarazo", reconoce.
"Me gustaría que fuera una niñita, pero la verdad es que lo único que importa es que todo salga bien", agrega.
A pesar de lo complicado que ha sido este segundo embarazo, Sara está dispuesta a seguir adelante en su lucha porque se respeten los derechos de los trabajadores del hospital Claudio Vicuña.
"Es cierto que voy a tener que andar más lento por la vida, pero mis ganas de que la Fenats vuelva a ser lo que era antes, me va a permitir seguir adelante en esta lucha", sentencia. J
"Ahora veo que
perdí mi vida
personal por la
gremial. Por eso
en este tercer
periodo
dirigencial
aprendí a que
tengo que saber
llevar ambas
cosas".
"Durante mi
niñez tuve que
hacer varios
sacrificios. Por
eso creo que
borré ciertos
recuerdos".
"Estoy bajando
las revoluciones
porque tengo
tres meses de
embarazo y la
verdad es que no
me he sentido
muy bien".
