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La mujer que lidera el primer sindicato de la industria Maersk en San Antonio

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Jacqueline Jara Arriagada se convirtió en la primera presidenta del Sindicato de Trabajadores de la Empresa Maersk y eso la tiene muy contenta, pero principalmente llena de orgullo.

Reconoce que la única experiencia que ha tenido como dirigenta fue cuando le tocó ser la presidenta de un sindicato bien "sui géneris" ya que "era un sindicato por parte de la empresa. Era una cosa nunca antes vista, pero estuve mucho años dirigiéndolo", contó Jacqueline.

Para ella esta experiencia le ha permitido tener una visión social enfocada principalmente en el bienestar de la gente, por eso decidió tomar este nuevo desafío.

"Son muchas las personas que van a llegar a la empresa y por eso queremos estar organizados para cuando eso pase. Afortunadamente la Maersk ve con muy buenos ojos la formación de este sindicato porque todos sabemos que vamos a ser muy buenos comunicadores", indicó.

"Además hay que tener claro que un sindicato no necesariamente se forma por un conflicto y en nuestro caso, tenemos las puertas abiertas tanto con Recursos Humanos como con la Gerencia General. Lo bueno de todo esto es que la empresa sabe que el trabajador es un buen socio", agregó.

trabajo

Jacqueline ingresó hace cinco meses a la empresa como inspector de calidad, pero debido a su buen desempeño fue promovida, hecho que la tiene muy feliz.

"Ahora estoy en un puesto nuevo que tiene relación con las mantenciones del área industrial y de toda la planta", contó.

"Soy como la dueña de casa y por eso debo preocuparme de que todo esté bien pintado, que las cañerías estén funcionando. Mi trabajo es ver que todo esté funcionando correctamente", recalcó.

Antes de trabajar en esta empresa ubicada en el sector de Malvilla, Jacqueline estuvo relacionada con la educación y capacitación en dos importantes casas de estudios de la capital.

Allí adquirió la experiencia de trabajar con más personas en un equipo.

"Antes de llegar a la Maersk trabajé en las Universidades San Sebastián y Del Pacífico en el área de capacitación", relató.

"Yo formé el Departamento de Capacitación en la Universidad del Pacífico en Santiago. Luego el vicerrector me pidió que replicara el modelo de capacitación en Melipilla y fue así como llegué a vivir a esta ciudad, de la cual me enamoré", añadió.

Esta administradora tiene 57 años y es madre de tres hijos, quienes son su máximo orgullo. Eso queda de manifiesto apenas comienza a hablar de ellos.

"Tengo tres hijos. Mi hijo mayor, Diego, es sicólogo y mis dos hijas, Camila y María Belén, de 22 y 21 años, son estudiantes de ingeniera comercial", contó llena de orgullo.

"Ahora vivo con mis dos hijas y la verdad es que ellas son muy independientes, por eso tengo todo el tiempo para trabajar y tomar el desafío de ser la presidenta de este sindicato que recién se acaba de formar", añadió.

Tras el cambio de rector en la Universidad del Pacífico, a Jacqueline le ofrecieron la posibilidad de regresar a Santiago, pero ella quiso establecerse en Melipilla. Por eso decidió ir en busca de otros horizontes.

"El nuevo rector determinó que se concentrara en todo lo que era capacitación en Santiago y yo evalué la posibilidad de regresar a la capital, pero la verdad es que me quise quedar y buscar trabajo en la zona", confesó.

Jacqueline reconoce que buscar un nuevo empleo no fue una tarea fácil, ya que según ella en la zona las posibilidades no son muy altas, pero apenas se enteró de la opción de trabajar en la empresa danesa, supo que sería una buena oportunidad.

"La postulación a la Maersk no fue fácil. Me costó hartos meses, pero finalmente me quedé con el trabajo", recordó.

"Acá hay un 20 por ciento de mujeres, por eso existe una posibilidad inédita de trabajo en la zona y en el país. No conozco otra empresa que tenga ese porcentaje de mujeres en una línea productiva, porque en oficinas sí las hay y puede ser que hayan más mujeres que hombres en esas áreas, pero acá se ven soldadoras, dobladoras trabajando en robótica. Claramente es una oportunidad única", indicó.

Al principio pensó que su edad sería un factor en contra al momento de quedar seleccionada en la Maersk, pero cuando llegó a la fábrica se dio cuenta de las posibilidades reales que tenía para seguir avanzando en su carrera.

"Acá hay niñas de 18 años y señoras como yo que tienen cincuenta y tantos, y la empresa jamás ha puesto problemas por la edad", aseguró.

nuevo desafío

A pesar de llevar muy poco tiempo como presidenta del sindicato, Jacqueline ya ha sentido el apoyo de los trabajadores, que ven con muy buenos ojos la creación de este sindicato.

Asimismo indicó que a pesar de que todos los esfuerzos están concentrados en que la fábrica comience a funcionar, ya tienen algunos proyectos que les gustaría llevar a cabo durante su gestión.

"Una de las inquietudes que hay en la gente es el deporte. Nos gustaría formar un club deportivo y poder postular a proyectos, que muchas veces tienen recursos interesantes que son desaprovechados. Estas son ideas que en algún momento trataremos de ir materializando", contó.

Jacqueline sabe que en algún momento se tendrán que sentar a conversar con la empresa en caso de que ocurra algún problema, pero también sabe que esto se resolverá de la forma más armónica posible.

"Sabemos que en algún momento vamos a tener que sentarnos a plantear ciertas situaciones, pero también sabemos que vamos a tener que llegar a un buen entendimiento", aseguró.

"Afortunadamente la gente que se está sumando (al sindicato) no está con un ánimo de conflicto ni nada parecido, aunque esto no quiere decir que de repente no vamos a decir que esto u lo otro a lo mejor lo podríamos cambiar o mejorar, pero eso nada más. Nosotros como trabajadores no tenemos temas de conflictos, ya que todo se debe resolver", añadió.

Cuando Jacqueline cuenta de qué se tratará su gestión, lo hace con mucho convencimiento, porque sabe que cuenta con el apoyo de la empresa y de los trabajadores, pero sobre todo de su familia.

"Estoy muy feliz y contenta con todo esto, ya que tuve un cambio de vida muy brusco luego de la separación de mi marido. Perdí muchas cosas, pero ahora estoy muy contenta con lo que tengo, con lo que espero de la vida y con las proyecciones que tengo en esta empresa", recalcó.

"Mis hijos ven mi dirigencia como un desafío y afortunadamente tengo su apoyo. Siento orgullo de poder llevar esto en armonía y en unión", agregó. J

"Son muchas las

personas que van

a llegar a la

empresa y por

eso queremos

estar organizados

para cuando eso

pase"

"Acá hay niñas de

18 años y señoras

como yo que

tienen cincuenta

y tantos, y la

empresa jamás

ha puesto

problemas por la

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