Angustia en comerciante por atraso en reubicación
Julia Espinoza tiene 57 años, cuatro hijos, diez nietos y cinco bisnietos, es divorciada y sacó adelante a su familia gracias a su trabajo de comerciante de ropa en la calle Lauro Barros, entre Centenario y Pedro Montt. El problema es que este año la señora Julia y el sindicato de comerciantes de esa calle fueron reubicados, luego de 30 años en el sector, y aún no pueden usar los nuevos locales que les construyeron.
"Nos cambiaron porque iban a arreglar las calles, los ejes de las calzadas, nunca se dijo que iban a haber estacionamientos. Hicieron los quioscos, que obviamente iban a ser para nosotros y hasta la fecha no pasa nada, no sé si nos van a sacar de aquí, dicen que sí, dicen que no, no hemos tenido una respuesta clara", dijo la mujer.
Desde junio de este año, los locales de ropa de Lauro Barros fueron instalados en Pedro Montt, por la puerta trasera del Eisa. "Las ventas bajaron muchísimo, al 100 por ciento, porque la gente pasa por acá para no irse por Centenario porque está muy lleno, pero no compra nada. Más encima las veredas están muy malas y varias personas se han caído. La gente igual reclama, nos echan garabatos y nosotros no tenemos la culpa de que nos hayan puesto acá", contó Julia.
Atraso
La primera fecha que les dieron para que volvieran al lugar que sienten como su casa, fue en septiembre. Sin embargo, el cambio se fue dilatando cada vez más.
"Nos habían dicho que el día 17 nos iban a dar las llaves, pero resulta que les entregaron las llaves a otras personas y nos correspondía a nosotros, que hemos estado por 30 años trabajando ahí. Todo esto duele, porque es una vida de trabajo ahí y nos quitaron un patrimonio de la noche a la mañana", dijo Julia.
No todos
Actualmente, son nueve los locatarios que están trabajando en Pedro Montt y que, originalmente, estaban instalados en Lauro Barros. "Hay personas que tienen un lugar vendible acá y no se quieren ir porque les va bien, pero somos seis que no nos conformamos, porque nos va mal, sobre todo en estas fiestas, va a ser muy difícil", agregó con la voz quebrada la mujer. J
l Otro de los elementos que complica a esta locataria, es que deberán cambiar el rubro de sus ventas.
Hoy ellos venden ropa, pero al recibir los quioscos nuevos les dijeron que tendrán que ser puestos de recargas o de confites. "Qué vamos a vender si los siete puestos de ahí van a ser de lo mismo, no vamos a tener con qué vivir", dijo Julia Espinoza.
