La dolorosa historia de la ex carabinera que ha sido estafada tres veces y no tiene donde vivir
La vida de Laura Gatica se ha vuelto un drama tan intenso como las telenovelas. Maltratada por su esposo, estafada y sin dinero, hoy clama por ayuda para sacar adelante lo poco y nada que queda de lo que sería la casa de sus sueños.
Arrastrada por una depresión, llegó al Litoral Central huyendo de los golpes y malos tratos que recibía de su marido, quien consumido por el vicio del alcohol y la vagancia la persiguió hasta el balneario de Costa Azul en una obsesión que nadie se puede explicar.
Según relata, su ex marido fue desalojado con la fuerza pública de la casa que su esposa compró con el dinero de una vida de trabajo y esfuerzo en Carabineros de Chile, sin embargo, se las arregló para instalarse en una vivienda del frente y, desde allí, ser el constante recuerdo de los años de dolor que vivió junto a él.
HUYENDO DEL MARIDO
En 2012 Laura Gatica había decidido poner fin al sufrimiento. Consiguió el divorcio por medio de la Corporación de Asistencia Judicial y dos años después vendió su casa en Costa Azul para deshacerse de una vez por todas de los fantasmas de su esposo abusador.
La venta de la casa se hizo más rápido de lo que esperaba. En diez días consiguió vender su hermosa residencia. "Los compradores se enamoraron de la decoración, de la limpieza, de todo lo que había hecho ahí", relata Laura, quien al tiempo de concretada la venta se dio cuenta de que la propiedad había sido vendida a un precio muy por debajo del valor del mercado y que había perdido muchos millones.
"Se me habían juntado muchas cosas. Me entraron a robar y me mataron a mi perro", cuenta la mujer amante de los caninos que por entonces no podía pensar con claridad, abrumada por el peso que su marido significaba para ella y la dolorosa pérdida de su querida mascota.
Laura sólo quería salir de allí y empezar una vida nueva. "No tenía idea de cuánto valían las casas allí. La vendí en $23 millones, cuando cuestan 40 o 60", cuenta ahora arrepentida de la mala decisión. Pero eso no es todo, lo peor estaba por venir.
LAS OPORTUNIDADES
Con el dinero en el bolsillo estaba lista para emprender una vida nueva. Tuvo muchas oportunidades, pero no aceptó ninguna. Siempre había algo o alguien impidiendo que diera el próximo paso. No pudo dar ninguno, por el contrario, solo siguió retrocediendo.
"Tuve oportunidad de irme al sur. Tenía una casa lista en Graneros, me iba a ir con mis perros con todo lo que tenía, pero al final no se concretó", continúa Laura con su triste relato.
"Después estaba lista para irme a Francia, conseguí eso por unas amistades, pero no quise porque mis perros tenían que estar aislados y yo amo a mis perros y no los voy a soltar jamás", detalla la ex funcionaria de Carabineros.
Con el dinero de la venta de su vivienda de Costa Azul pagó las deudas que venía arrastrando por años y consiguió un terreno perfecto en Las Cruces. Allí, en 500 metros cuadrados, levantaría la casa de sus sueños: dos baños, una cocina amplia, un quincho, un canil para los perros, una bodega y un taller para trabajar.
El proyecto también incluía construir una pieza para albergar personas de la capital y un espacio para hacer baños de barro. Además, pensaba que en la amplia cocina de doce metros cuadrados tendría todas las facilidades para hacer dulces, venderlos y ganarse la vida honradamente.
LAS ESTAFAS
El 5 de agosto de 2014 Laura pagó un vale vista en el Banco Estado de Cartagena de nueve millones de pesos al constructor que sería el encargado de levantar la casa. Era la mitad del valor total de la obra.
Cuando las heridas del pasado empezaban a quedar enterradas y la ilusión de la esperada vivienda afloraba, su marido reapareció en su vida.
El sujeto, también carabinero en retiro, estaba en peores condiciones que la última vez que lo vio. Necesitaba urgentemente un tratamiento psiquiátrico e internarse en un centro de rehabilitación.
Con la revolución que provocó el retorno de su marido, Laura no pudo ver en primera persona cómo evolucionaba la construcción. Habían pasado varias semanas y esperaba ver un gran avance, pero cuando llegó al sitio de Las Cruces no halló ni una sola tabla. "Fui a la obra y vi que no había avanzado en nada y le dije (al constructor) que eso llegaba hasta ahí. Solo me devolvió cuatro de los nueve millones que le había pagado", sigue contando Laura Gatica, quien por estos días busca desesperadamente una ayuda para terminar lo que sería la casa donde pasaría sus últimos años de vida.
"Después me dieron la tarjeta de otro constructor, me dijeron que era lo mejor de la zona, pero era el segundo estafador", recuerda Laura mientras se aguanta el llanto.
"A él le pagué diez millones por una casa un poco más chica, de menos metros cuadrados y con menos cosas, porque ahora tenía menos dinero con todo lo que perdí con el primero", agrega la afectada.
El segundo intento por terminar la casa debía comenzar en septiembre pasado, sin embargo, transcurrieron los días, las semanas… meses y todavía nada. La paciencia de Laura se acabó nuevamente y les pidió que dejaran lo poco y nada que estaban haciendo.
"Iban unos muchachos a trabajar unas tres horas al día, compraron un montón de materiales, que según mis cálculos no sobrepasan los dos millones", detalla la mujer.
"El radier no está terminado, pusieron unas planchas de OSB y algo en el techo, pero no hay baño, no hay cocina, no hay nada", confiesa Laura antes de soltar el llanto de pura pena y dolor.
Pero como si dos engaños no fueran suficientes, la ex policía denuncia que cayó en los trucos de un tercer constructor. Laura prefiere no dar mayores detalles de quien era, pero asegura que era un traficante de drogas y que su historia con él no es muy distinta a la vivida con los otros dos sujetos.
SIN PLATA
Durante todo este drama ha seguido viviendo en la casa de Costa Azul, la misma que vendió a un muy bajo precio y que debió desocupar poco tiempo después de la firma de las escrituras.
Los nuevos ocupantes no presionaron para su salida porque viven en Santiago y la ocuparán solo para el veraneo, pero se cambió a una pieza más pequeña, claro, ahora no es ama y señora de la casa que con tanto amor cuidó, sino que una simple allegada.
En los últimos días desocupó sus pertenencias, las puso en lo que parece ser su nueva residencia allí en Las Cruces, en la inconclusa vivienda.
No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague para esta ex carabinera que dedicó 23 años a la institución. Ella, a diferencia de los estafadores que se aprovecharon de su ingenuidad, desocupará la vivienda de Costa Azul y cumplirá con su palabra, pero no sabe cómo seguir adelante con una construcción que quedó paralizada y que dista mucho del lugar de relajo y descanso que prometía ser en un comienzo. J
"Caí de un
estafador en otro,
parece una
maldición y
todavía no tengo
mi casa
terminada",
"Me sacaron
plata por todas
partes y perdí
muchas y buenas
oportunidades de
irme para otro
lado".
"Ahora nadie me
da ayuda y
necesito algo,
cualquier cosa,
porque me
quitaron todo".
l Laura Gatica, ex funcionaria de Carabineros, necesita cualquier tipo de ayuda para finalizar su casa o, al menos, avanzar en su construcción que se ha visto repetidamente aplazada por inescrupulosos que se han aprovechado de su paciencia e ingenuidad. Su número de contacto es el 81603814. Cualquier aporte será bien recibido.
