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Denuncia que su hija sufre discriminación laboral por tener su rostro quemado

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El 20 de diciembre de 1996 quedó marcado para siempre en la memoria de Alicia Farías Espinoza (46). Ese día, mientras ella participaba en una reunión en la sede de una junta de vecinos de la parte alta de Bellavista, su única hija, Jesenia, que en ese entonces tenía sólo 4 años, sufrió un grave accidente mientras jugaba en la calle con fósforos y papeles.

"Cuando salí a la calle reconocí a mi hija por los puros zapatos, porque era una hoguera humana. Desde dentro de la sede se sentía el olor a pelo quemado", recuerda Alicia sobre el momento más duro que ha enfrentado en su vida.

Pese a las graves quemaduras en su rostro y gran parte de su cuerpo, la pequeña Jesenia logró sobrevivir a la terrible tragedia. Pero hoy, 18 años después, la joven vuelve a sufrir un golpe tan doloroso como las quemaduras que padeció aquel inolvidable 20 de diciembre de 1996.

"Mi hija está siendo discriminada laboralmente. El otro día fue a una entrevista de trabajo en una empresa y, después de mirarla, el hombre que la entrevistó le dijo que no cumplía con los requisitos que ellos buscaban", revela Alicia con una infinita pena reflejada en su rostro.

Jesenia, de actuales 22 años, se tituló de la carrera de Operación Portuaria en el Instituto Comercial de San Antonio. En abril de 2013 realizó su práctica profesional en la empresa Sitrans, donde fue evaluada con las mejores calificaciones.

Sin embargo, de eso ya ha pasado más de un año y medio, y continúa sin encontrar trabajo. A juicio de su madre, la razón es una sola: las quemaduras que tiene en su rostro.

"Me da pena que no le den una oportunidad de trabajar. Ella es inteligente y muy capaz. Yo desde pequeña le enseñé a ser fuerte en la vida, pero esta situación la tiene muy deprimida e impotente. Ella necesita un empleo para tener su ropa y cosas que yo no le puedo comprar por falta de dinero", confiesa Alicia, quien se gana la vida vendiendo ropa y cachivaches en las ferias libres.

Alicia y Jesenia han sufrido más de la cuenta. La madre recuerda que el padre de Jesenia era un tipo alcohólico que la golpeaba a ella y a su pequeña hija cada vez que se emborrachaba. "Después del accidente de Jesenia desapareció porque el muy pelotudo dijo que no quería ser el padre de un monstruo. Lo peor de todo es que mi hija escuchó cuando dijo eso", relata la progenitora al borde de las lágrimas.

"Yo sé que mi hija se va a desenvolver bien en cualquier trabajo porque es esforzada y responsable, pero necesita una oportunidad. Eso es lo único que pido", afirma Alicia.

-El otro día me dijo que mejor la hubiese dejado morir después del accidente. Me duele mucho que me diga eso después de todo lo que hemos luchado por salir adelante. Lo peor es que yo no puedo ayudarla, y eso me da impotencia.

-Claro. Ella todavía tiene muchos sueños que no ha podido cumplir por falta de trabajo y dinero. Somos las dos solas, y yo no la puedo ayudar.

Según Alicia, el sueño que más anhela Jesenia es encontrar pronto un trabajo. Su celular 8-1318494 sigue esperando una llamada por empleo. J

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