Amor eterno: bautizó calle con el nombre de su esposa
El juramento del matrimonio dice que es "hasta que la muerte los separe", pero el amor no acaba cuando fallece uno de los cónyuges. Así lo demostró Eduardo Mora, un vecino de El Totoral que levantó un memorial a su esposa en pleno patio de su casa y que luchó por bautizar su calle con el nombre de su esposa: Alicia Hernández
"La Lucecita de El Totoral", como fue apodada la mujer en sus últimos días de vida, dejó un recuerdo imborrable en la memoria de sus vecinos y amigos, quienes apoyaron la idea y también nombraron a la comunidad como "Ña Alicia", en honor a la fallecida.
"Como esta calle no tenía nombre no fue tan difícil, hicimos todos los trámites y la municipalidad colocó el cartel. Además le pusimos 'Ña Alicia' como una forma de acortar el doña como se dice en el campo. Pensamos en ponerle Santa Alicia, pero eso podía molestar a alguien", explicó el hombre.
muy querida
"Era muy querida por todas partes, acá en El Quisco, en Algarrobo, en Santiago, donde iba dejaba su huella porque siempre fue una persona solidaria, dispuesta a ayudar sin nada a cambio. No hay forma de describir lo buena que fue", relata Eduardo entre lágrimas.
"Yo me casé con un ángel y me porté como un demonio", repite el hombre una y otra vez. Por eso ahora no se cansa de dar pruebas de su amor. Qué paso en ese matrimonio, solo ellos lo saben, pero para los totoralinos ellos fueron una pareja ejemplar.
"Esto es una prueba de que el amor no se acaba, que es eterno. Yo no me canso de demostrarlo", dice el emocionado hombre al recordar a su mujer.
Alicia y Eduardo llegaron en 2011 a la zona en busca de la calma que ofrece ese rincón de El Quisco y en poco tiempo se ganaron el cariño de todos.
"Ellos fueron los primeros en instalarse en la comunidad y ayudaron a todos los que fueron llegando después", explica Jaime, uno de los vecinos del querido matrimonio de 51 años.
Cáncer Terminal
Alicia fue diagnosticada de un severo cáncer al pulmón en septiembre del 2013. Aunque la familia hizo todo lo posible llevándola a Santiago no pudieron cambiar el trágico desenlace. El cáncer era terminal y falleció el siete de diciembre de ese mismo año.
Poco tiempo antes de su deceso, Alicia pidió que le cumplieran una última voluntad: volver a El Totoral y despedirse de su parcela, de sus mascotas, de los amigos y de todos quienes todavía la lloran y recuerdan con el memorial.
El monumento de "La Lucecita de El Totoral", tiene una gran piedra de cuarzo rodeada de otras cinco que simbolizan a sus cinco hijos, once por los nietos y una por el bisnieto que no llegó a conocer.
"Fue una excelente mujer, madre, abuela, amiga y vecina, por eso nunca la olvidaremos", concluye su enamorado esposo. J
