Familias temen una desgracia tras quedar sin energía eléctrica
Teresa Castro estaba quedándose dormida con una vela encendida en el suelo, cuando su madre la despertó y evitó una tragedia. Junto a ella descansaban sus dos pequeños hijos, Michael (5) y Valentina (1), al interior de la precaria mediagua en la que viven desde que el campamento Seguir Avanzando, en la parte alta de San Antonio, fue desalojado por la fuerza pública y retroexcavadoras destruyeron lo poco y nada que tenían.
La joven madre es parte de las cuatro familias que se instalaron al frente de la ex toma y que hoy sufren las complicaciones de quedar sin energía eléctrica.
De acuerdo a los vecinos, el problema surgió hace dos semanas cuando los trabajos de Chilquinta quedaron paralizados por una supuesta intermediación del propietario del sitio en que están viviendo tras el fin de la emblemática toma.
"Nosotros supimos que el dueño de este terreno no quiere que nos hagan la instalación de la luz porque piensa que una vez hecha, ya no desocuparemos este lugar", explica Jessica Sánchez, dirigenta de Seguir Avanzando, quien en representación de sus vecinos se ha movido para "impedir esta injusticia".
"Queremos pedirle (al propietario del terreno) que se ponga la mano en el corazón por los niños y las familias que vivimos aquí", agrega Sánchez.
"Corremos el riesgo de que en cualquier momento a alguien se le dé vuelta una vela o se quede dormido y se prenda todo esto", dice la mujer con preocupación.
"Acá hay niños que necesitan papilla y no tenemos luz para prepararles la comida. Tenemos que andar pidiendo en las casas (del sector) que nos dejen calentar la comida", añade la dirigenta vecinal.
Teresa Castro asegura que "nadie quiere quedarse una vida acá. Yo no quiero esto para mis dos hijos".
"No se puede estar en estas condiciones para siempre", agrega Jessica, mientras señala las letrinas que ella y los niños están obligados a ocupar y los tambores de agua potable en que almacenan el agua que la municipalidad les entrega periódicamente.
"Teníamos todo listo, colocaron los medidores y hasta unos remarcadores, y de repente quedamos así", asegura.
"Tenemos un acuerdo notarial entre el dueño del terreno, nosotros y la municipalidad que dice que podemos usar este sitio hasta el 2016, y ahora nos están faltando a ese compromiso. Nosotros somos gente de palabra", acusa Jessica.
Las cuatro familias, además esperan una resolución del Serviu que confirme que son prioridad para recibir una vivienda social en la comuna, y así poder concretar el anhelado sueño de la casa propio. Sin embargo, hasta ahora son solo promesas y deben seguir enfrentándose diariamente a la dramática falta de servicios básicos. J