El triste drama de las familias que sueñan con la casa propia
Sebastián Barrera y Carolina Iglesias quedaron en la calle cuando su arrendatario les pidió la casa en que vivían en Barrancas. Junto al pequeño Agustín, de solo dos años, tuvieron que emprender la difícil búsqueda de una nueva vivienda, pero nunca se pudo concretar. Sebastián, el jefe de hogar, quedó sin trabajo y la posibilidad de encontrar un techo se diluyó.
Por medio de familiares, la joven pareja supo de un terreno desocupado de Tejas Verdes y con mucho esfuerzo se instaló allí. Hoy viven en una frágil mediagua, cerrada con planchas de OSB, que fue levantada por ellos mismos y a duras penas han podido techar la mitad.
Así como ellos, otras seis familias provenientes de distintas partes de San Antonio se instalaron en ese predio que, según ellos, pertenece a Bienes Nacionales.
Los más antiguos llevan tres meses y otros están recién tratando de acomodarse a las dificultades del lugar. No tienen agua potable ni energía eléctrica. Ir al baño es toda una odisea.
Se autodenominaron como la agrupación Los Tigres, por estar contiguos a la cancha de un club deportivo del mismo nombre. Hasta ahora no han enfrentado problemas con la autoridad, pero reclaman por alguna solución para tener acceso a los servicios básicos.
"Cualquier tipo de material de construcción nos haría bien, y algo para poder cerrar los sitios", dice Jocelyn Aranda, una de las vecinas de la toma, en referencia al peligro de vivir a metros del estero El Sauce.
"Nos preocupa que no hemos podido cerrar la parte de atrás (de los sitios) y que alguien pueda caer, sobre todo uno de los niños", afirma la madre de un niño de tres años.
"Yo arrendaba una casa cerca del cementerio y la tuve que desocupar. No me quedó más opción que instalarme acá", cuenta la pobladora, quien al igual que sus vecinos se vio obligada a ocupar el terreno de forma irregular.
"Todo este sector era un basurero y de a poco lo hemos ido limpiando nosotros mismos", agrega Jocelyn, quien llegó hace dos meses al campamento.
Las siete familias que componen la agrupación Los Tigres están a la espera de una decisión más firme de las autoridades locales y algún tipo de apoyo de cara al invierno.
Cualquier ayuda en materiales de construcción, alimentos o juguetes para los niños será bien recibida. J