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La historia de "Mameluco", el salvavidas que se enamoró de la playa y el mar para siempre

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Siempre alerta y con sus binoculares en la mano, Germán Pedrero, más conocido como "Mameluco". Relata sus rescates que suman más de 500. En sus brazos existe una lucha continúa entre la vida y la muerte, pero el salvavidas jamás ha fracasado en el desafío de la reanimación.

"Se podría decir que soy un suertudo en ese sentido, porque en general, a todos los salvavidas les ha tocado perder a una persona", dijo el rescatista Pedrero.

El "suertudo", trabaja en las playas de El Tabo desde que tiene 13 años. Su historia ha sido bastante compleja, si bien no se han dado muertes bajo su responsabilidad, la fatalidad sí llegó a la orilla de la playa Chépica en algún turno de Germán. Además, el rescatista tuvo que cargar con el dolor de la indolencia familiar, a lo largo de su vida.

Recorrido

"Mi familia tenía una pastelería en El Tabo, y un día me perdí. Corrí tanto, hasta que llegué por casualidad a la playa. En ese momento yo era un niño de 13 años. Ese día tuve mi primer acercamiento con el mar y me enamoré de inmediato. Hay veces que podía estar horas mirando las olas, sin notar el paso del tiempo. Lo que sentía era un amor profundo, tan inmenso como el mar", comenzó a narrar Pedrero.

La playa Chépica se transformaba poco a poco en la segunda casa del menor que se sentía poco atendido por su familia, siempre sentado en la orilla observando. Notó las torres de vigilancia de los salvavidas, a estos "héroes" vestidos de naranjo y no pudo evitar maravillarse con la situación. Desde ese instante Germán no abandonó la idea de conocer cada detalle sobre los salvavidas hasta transformarse en el gran rescatista que es hoy.

Para iniciar su carrera tan pequeño, sólo necesitó de su personalidad y socializó: "los salvavidas de esa época eran súper tímidos, no querían usar el megáfono para dar aviso de los niños extraviados. Entonces, me usaban de portavoz y ahí empecé a aprender todo. Pero, obviamente no hacía rescates. Cuando comencé a sacar ahogados, sólo lo hacía en la parte más calmada del mar y no en el sector peligroso", recordó el salvavidas.

Con toda tranquilidad se desarrollaba "Mameluco" en su profesión, hasta que a los 16 años vivió su primera experiencia aterradora.

"Se ahogaban 6 personas, sólo éramos 4 salvavidas. Fue una experiencia angustiosa, lo bueno es que uno de mis compañeros sacó a dos personas del agua. El resto sacamos a uno cada uno y el que faltó, fue rescatado por un helicóptero. Pero nunca se olvidan situaciones así, mi primer rescate y el más difícil de ese año; de hecho, estuvimos una hora y 20 minutos intentando salir de la corriente", contaba Pedrero.

Superado el episodio, el "Mameluco" se sentía parte del cuerpo de salvavidas de la zona. "Fue como recibir un diploma que certificara mis capacidades", mencionó el rescatista. Sólo estaba a un par de años de cumplir la mayoría de edad y comenzar a hacer realidad su gran sueño de ayudar a los demás " si tienes la herramienta para salvarle la vida a alguien más y sentir la paz de dejarlo todo por alguien más, sea quien sea, debes hacerlo", explicó Germán.

Obstáculos

Todo en la vida tiene su dificultad y para este hombre de tanto esfuerzo, las vallas para lograr su objetivo profesional las ponían sus familiares, pues nadie lo apoyó. Sus seres queridos no tenían tiempo . Confiesa que desde niño se crió con la carencia afectiva de sus padres.

No obstante, "cuando fui salvavidas logré que mi padre se pusiera orgulloso de mí, fue el único que se preocupó de mí en ese aspecto", comentó con la tristeza de haber perdido a su papá hace 21 años. "La muerte de mi padre es el dolor más profundo con el que he tenido que cargar en la espalda, más que cualquier otra cosa en el mundo", aseguró el rescatista.

La muerte

Para salvar vidas se necesita tener conciencia de la muerte, el "Mameluco" sabe que todos los días arriesga su vida por la de otros. Es más, él diseñó los nuevos uniformes de los salvavidas de la playa de El Tabo, inspirado en los conceptos de la vida y la muerte "recogí un cadáver en la playa y entendí la fragilidad de la vida, de ahí la idea de los trajes. Pues, es importante saber que la muerte es parte de la vida y viceversa", argumentó Germán.

-En ese tiempo se sabía que dos hombres ebrios, habían desaparecido en El Tabo. Como dos días después de esa noticia, unas niñas en la playa me avisaron de algo extraño que se movía en el agua. Fui corriendo y cuando llegué, me encontré con un hombre de 20 años, tuve que amarrar el cuerpo porque se desarmaba a pedazos", relataba impactado de sólo recordar la historia.

"Avisé a las autoridades y se siguió con el procedimiento de rutina, pero la verdad es que jamás pensé ver la muerte así de cerca y de una forma tan escalofriante. El hombre no tenía ojos, se podía ver su cráneo", agregó Germán.

Bucear

"Estoy aprendiendo a bucear de forma autónoma y estando en las profundidades del mar, he podido ver cómo la gente descuida la naturaleza. La cantidad de basura es inaudita, siempre me ha preocupado cuidar el medio ambiente porque me parece básico proteger el medio en que vivimos", de este modo habla Germán cuando se trata de contaminación y preservación de las playas.

El salvavidas hace un llamado a los visitantes a respetar la naturaleza y sobre todo a cuidar el lugar que habitan. Por eso es explícito en pedir, "me gustaría que la gente nos ayudara a cuidar lo que tenemos, no votando basura, ni apagando cigarros en el agua. Además, nosotros estamos constantemente usando los megáfonos para promover este pensamiento en los veraneantes", con esta observación el rescatista sólo busca que todos disfruten con mayor salubridad del lugar "la idea es que todos lo pasen bien, se cuiden, se bañen en lugares limpios y así no existan mayores dificultades", dijo "Mameluco".

"Si me ganara el Kino lo invertiría en la playa de El Tabo", esta es la decisión más sorprendente de la que habló Pedrero. Pues, cualquier persona pensaría en algo más egoísta, sin embargo el salvavidas asegura que si se ganara el Kino lo invertiría en su totalidad en las playas de El Tabo. "Compraría materiales para las generaciones de salvavidas que vienen, arreglaría la infraestructura de las torres y varias cosas más. Porque, si los jóvenes ven algo lindo van a querer acercarse y ser parte del cuerpo de salvavidas y eso es lo que me interesa dejar un legado. Enseñarle a alguien lo que me ha costado tantos años y esfuerzo aprender", dijo .

En ese sentido el salvavidas, lamenta no haber tenido hijos que quisieran seguir sus pasos. La única hija que tiene, es una niña de 15 años que a pesar de sentirse orgullosa d tener una especie de "héroe" por padre, no se relaciona más allá con el mar.

"Me hubiese encantado dejarle mis consejos a alguien y que ser salvavidas se transformara en una tradición familiar. Igual, si no es alguien de la familia, la invitación está abierta para que los jóvenes se motiven a participar de esta linda vocación", término por decir Pedrero. J

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