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El maestro Lalo Gonzales, el hombre que tiene a todo San Antonio comiendo como rey

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En la población Alto Mirador, a la altura del cerro y adentrándose en el pasaje Eliana Silva, se encuentra "La Cocina del Maestro Lalo", un local que está cautivando el paladar de cientos de sanantoninos. Y la razón tiene nombre y apellido: el "Sándwich de la Casa", una joya única e irrepetible que ha ganado una popularidad increíble tanto dentro como fuera de la provincia.

Su creación es así de exquisita: la base se compone de una miga tostada de pan de molde grande. Sobre esta el maestro Lalo pone 720 gramos de carne de churrasco recién salidos de la plancha, y los baña con una porción abundante de palta fresca.

Después, en una segunda miga tostada, que va en medio del sándwich, coloca una abultada ración de jamón, jugoso tomate fresco, queso derretido y, para finalizar, una tercera miga tostada que funciona como tapa de esta obra de arte. Luego, con la precisión de un francotirador, el maestro Lalo troza el sándwich en cuatro partes triangulares y, como guinda de la torta, pone dos aceitunas en sus extremos. Señoras y señores, el "Sándwich de la Casa" ($6.200) está listo para ser devorado por uno, dos o hasta tres comensales.

El maestro Lalo, dueño e ideólogo de la preparación estrella del local, es Eduardo Patricio Gonzales Aguilar, ex trabajador del Lucernita de Barrancas y del café Paulina, donde se curtió en el arte de la plancha, los churrascos y los completos.

Su mayor sueño siempre fue tener su propio local de comida. Y lo logró.

"Este negocio comenzó a funcionar recién el año pasado, el 3 de mayo para ser exacto. Era algo que tenía planificado hace mucho tiempo, pero no tenía los recursos para llevar a cabo ese proyecto. Finalmente con mi propio esfuerzo logré concretarlo", comenta un orgulloso Lalo, mientras prepara uno de sus célebres sándwiches.

Su típica vestimenta de trabajo es un jockey y un delantal de un blanco radiante. Eduardo Gonzales explica que su fuerte son los típicos churrascos, las chorrillanas y los barros lucos, aunque reconoce que lo que más le piden sus clientes es su renombrado "Sándwich de la Casa".

"Este sándwich se vendió hace mucho tiempo en San Antonio, pero después se perdió. Entonces yo lo rescaté, ya que nadie lo estaba haciendo, y era mucha la gente que lo estaba pidiendo. Así que lo reviví y de ahí se corrió la voz en todas partes. Vienen de varias partes a comprar, incluso gente de Santiago viene exclusivamente a mi local solo por el sándwich".

Cumpliendo un sueño

El maestro Lalo tiene 42 años. Vive junto a su esposa, Mariela, y dos hijos, que son sus pilares para mantener vivo el negocio.

Con más de 10 años de experiencia en el mundo culinario, confiesa que montar un local en su casa no fue una tarea fácil.

-Empecé trabajando de copero en el mítico local Byms a los 16 años, cuando estaba en la enseñanza media. Ese negocio era muy popular en la década de los ochenta, pero ahora ya no existe. Recuerdo que cuando comencé ahí me ofrecieron un puesto de cocina. Después estuve en el Lucernita de Barrancas, un mes después de que se abriera el local. Estuve como diez años ahí.

-De mucho antes. A mí la cocina es algo que me apasiona, y desde muy joven quería colocar un negocio propio. Esto fue planificado hace mucho tiempo.

-Había presentado el proyecto al Capital Semilla, y el 2010 me lo aceptaron. De hecho, los de la municipalidad encontraron buena la idea de que yo pusiera un negocio en la casa. Pero después ocurrió el terremoto y al final se decidió usar los recursos para la gente damnificada.

-Claro que sí, porque me lo habían aprobado todo. Si incluso me iban a dar los recursos al año siguiente. Pero al final se optó por utilizar esos fondos para la reconstrucción.

-Ese mismo año me avisaron que en el café Paulina necesitaban un garzón de remplazo para atender la barra. Entonces ahí yo dije ''.

El maestro Lalo decidió trabajar durante cuatro años en el local, tiempo en el que se hizo un buen sueldo. "Pero en el fondo yo mismo me decía. Así que después de transcurrido ese tiempo, y luego de haber reunido la cantidad de dinero suficiente, opté por renunciar al café".

-No, porque lo que más quería era cumplir mi sueño de tener mi propio negocio. Claro, hubo gente del local que me decía que me quedara, ya que ganaba buen dinero y atendía bien a las personas, pero al final decidí soltarlo y seguir con mi proyecto.

Factor humano

Una de las cosas por las que también destaca "La Cocina del Maestro Lalo", aparte de su peculiar bocadillo, es el calor humano que inunda el ambiente.

-Desde las 13 horas hasta la una de la mañana de lunes a jueves. Los días viernes y sábado atendemos hasta las tres de la mañana. Mayoritariamente, cerca de la 13.30 horas llega tanta gente que se hace una fila afuera del local. Es que nosotros aparte de entregar comida, vemos a los clientes como personas.

-Más allá del negocio, a mí me gusta interactuar con la gente. Ver si están bien atendidos y se sientan cómodos. Yo siempre he visto que todos los que vienen a comer aquí se relajan. Es como un momento para estar tranquilo. Y me dije: ' A mí me tocó ver cuando trabajaba en otros locales que muchos colegas servían la comida de mala gana o que uno pagaba y el producto no salía como debía ser.

-Exactamente. Me he dado cuenta que se crea un vínculo entre los clientes y el local, y es efectivamente eso lo que trato de reflejar en mi negocio. Prestar un servicio que sea completo, que no sea sólo servir la comida, sino que sea más allá de eso. Que se sientan parte del lugar, que se forme una conexión, que ellos sientan que sus intereses son importantes.

-Nosotros estamos ubicados en la calle Eliana Silva número 983 en Alto Mirador. El número para contactarnos es el (035) 2368750. Además, tenemos nuestra página de Facebook llamada "La Cocina del Maestro Lalo", donde está toda la información. Como dato, mientras más likes (me gusta) nos den a la página, estaremos dando algunas sorpresas. Ahora tenemos cerca de 1.700 likes, así que estén atentos.

Mariela, su mujer, es la encargada de atender la caja registradora dentro del local y cuando no está ella sus dos hijos se encargan de esa labor.

Cuenta que desde que se abrió el negocio tanto ella como su familia le han puesto mucho empeño al local, del cuál no temen decir que se sienten orgullosos.

"Nosotros aprovechamos las mañanas para salir a comprar el pan, el tomate, la palta, y todo lo demás, porque ya cuando es hora de abrir el local, esto se llena de inmediato. Y eso es porque la gente ya conoce a Lalo y a su sándwich", dice. J

"A mí me gusta

interactuar con

la gente, ver que

estén bien

atendidos y que

se sientan

cómodos".

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