El catamarán Make Make esperó siete años para ser lanzado al mar
El reloj marcaba las 19.15 horas cuando ayer el catamarán Make Make fue lanzado al mar desde uno de los sitios de la empresa San Antonio Terminal Internacional (STI).
La nave, construida en los astilleros de Maesan Limitada, es parte del sueño que, hace siete años, forjó el matrimonio compuesto por Luis Román y Lorena Escalante. Ambos son dueños de la empresa Turismo Discovery, que explota el negocio de pasear turistas por la rada sanantonina.
Make Make, que tiene 21 metros de largo y 8 metros de ancho, puede transportar hasta 220 pasajeros. Pese a sus características que lo hacen atractivo para el turismo, este barco enfrenta la dificultad de no tener un muelle apropiado para recoger y dejar a sus pasajeros.
"El problema es que no tenemos donde operarla. Todos, las autoridades te apoyan pero nadie hace nada. Por ahora lo lanzamos al mar pero si no tenemos donde atracarlo, tendremos que llevarlo a otra ciudad. Estamos felices con mi señora por lanzar el Make Make al mar, pero también sentimos tristeza porque no tenemos donde trabajar", dijo Román previo a que el catamarán tocará el océano.
Según Román, en los últimos años ha tratado de conseguir un espacio para un muelle flotante a través de distintos proyectos presentados a la Empresa Portuaria San Antonio (Epsa), donde, de acuerdo a su versión, no han aprobado sus propuestas.
La idea, explicó el microempresario, es que la Armada apruebe las condiciones técnicas del Make Make, para que así se pueda definir su futuro. Lo que menos él quiere es que esta embarcación se vaya a otro puerto.
Respecto a este tema planteado por Román, la portuaria estatal declaró ayer que "durante los últimos años, Epsa ha licitado en dos oportunidades el espacio para la implementación de un embarcadero. Sin embargo, al no llegar oferentes que cumpliesen con los requisitos mínimos para una adjudicación, ambas han debido declararse desiertas".
larga espera
Hace siete años, Luis Román y Lorena Escalante quisieron que el Make Make fuera una realidad. Sin embargo, problemas económicos atrasaron la construcción de la nave.
Ayer, mientras una grúa dejaba caer suavemente al catamarán en el mar, la misma Lorena Escalante miraba la escena desde su otra embarcación, el Discovery 1. Allí, en compañía de su familia, amigos y de algunos de sus trabajadores, esta mujer lloró de emoción.
"Estoy muy emocionada porque, por fin, se está cumpliendo un gran sueño que teníamos con mi familia. Feliz porque ahora, ojalá, que las autoridades nos crean de que nosotros como microempresarios pudimos hacer esta gran inversión y queremos que se quede en San Antonio, porque el catamarán es de San Antonio". J