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Los panaderos están de luto: falleció José María Gallego

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El ritmo es el mismo de hace 45 años. La harina vuela de aquí para allá tomando un protagonismo total. Las manos expertas amasan lo que será el pan nuestro de cada día. El oficio de panadero en su máxima expresión. El día es noche, la noche es día. Son la una de la tarde aunque el reloj poco importa. Rutina archirrecontraconocida por don José María Gallego Jurado.

En el año 1970 llegó desde el sector de El Salto en Santiago sin pensarlo ni dudarlo hasta el puerto de San Antonio. Su primo Francisco Aguerrebere quería dejar de administrar la panadería "La Espiga de Oro" ubicada en calle Maestranza en el sector de Barrancas y no tuvo mejor idea que ubicar a su primo José.

Junto a su señora, Cristina Orellana, tenían ocho hijos con una diferencia entre el primero y el octavo cercana a las dos décadas. Las maletas llenas de sueños estaban lista. Solo había que dejar la capital atrás. La esperanza de un nuevo horizonte tenía aroma a mar.

y llegó la tradición

Antes de su arribo al puerto en 1970, don José trabajaba en Santiago en el rubro de la pastelería. Con aquellas recetas pegadas en su memoria, comenzó a potenciar dichas preparaciones que de inmediato se aferraron a los paladares sanantoninos.

Y así se fue formando una tradición. Las onces o celebraciones familiares tenían que contar con alguna delicia nacida desde las entrañas de "La Espiga de Oro". Ahí donde la harina volaba de aquí para allá.

Luego vino la ayuda de dos de sus hijos que siguieron la tradición familiar: Mauricio y Leonardo, quienes colaboraron con su trabajo para agrandar el patrimonio, y así fue como vinieron otras panaderías que mantenían la misma calidad de la casa matriz que se ubicaba en calle Maestranza.

Generaciones y generaciones de sanantoninos llegaban en busca de la crujiente marraqueta, preparación que, según el panadero José Carreño, "es la preferida por todos los clientes". Los 40 años trabajando en "La Espiga de Oro" le entregan validez absoluta al comentario culinario de don José.

Con aquel diamante brillando fuerte luego de 40 años puliéndolo (o bien dicho amasándolo), hace cinco años que José Gallego había decidido comprar una parcela en Santo Domingo. Allí podía descansar tranquilo junto a su señora. Y sin saberlo, disfrutó junto a su familia de sus últimos momentos.

Una diabetes lo tenía con malestares. Y la noche del miércoles no aguantó más. A los 87, don José falleció dejando un recuerdo imborrable entre quienes lo conocieron. "La Espiga de Oro" y todos los panaderos están de luto.

"Nosotros le decíamos "Papá Jorge" porque era un gran jefe que siempre estaba ayudando a todos acá en la panadería para que aprendiéramos bien el oficio de panadero", recuerdan sus trabajadores más antiguos. El legado de José María Gallego Jurado se quedó en la ciudad puerto. J

l Desde las 16 horas de esta tarde se realizarán los funerales de don José Gallego Jurado. La misa por su eterno descanso se llevará a cabo en la parroquia de Santo Domingo, y luego sus restos descansarán de forma eterna en el cementerio Parque del Sendero. "Queremos agradecer todas las muestras de cariño que mucha gente ha tenido por nuestro padre. Eso demuestra que era muy querido, así que como familia nos deja muy feliz eso", comenta Leonardo Gallego, hijo de don José María.

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