"Desde los 14 años que salí de mi casa para trabajar, porque la necesidad era muy grande. Necesitaba plata para comer y para sobrevivir".
Marcelo Caroca tiene 31 años y jamás pensó, cuando era niño, que podría derrotar a la pobreza. Hoy en pleno paseo Bellamar, punto neurálgico de todos los turistas que llegan al Litoral Central, se gana la vida haciendo reír con sus marionetas a los residentes y visitantes.
Allí, donde los niños pasean junto a sus padres, donde los jóvenes se compran collares de conchas y donde una decena de adolescentes trenzan sus pelos gracias a las intrépidas manos de quienes atienden un local, una medialuna humana rodea a Marcelo y a su marioneta Lucila en la técnica teatro en negro.
"Lo que busco es que las personas se concentren solo en la muñeca. Por eso me visto de negro y me pongo una máscara para que la marioneta sea la protagonista", explica este actor callejero oriundo de Valparaíso, quien viaja todos los días desde su ciudad hasta San Antonio para llenar de risa el paseo Bellamar.
En esta ocasión no hay garabatos ni groserías, quizás un poco de doble sentido bien camuflajeado que ni siquiera puede ser advertido por los niños.
LA REINA DEL CANTO
Lucila cautiva a todos con su voz afinada para cantar. Se mueve entremedio del público, buscando a un despistado asistentes y cuando lo encuentra, se acerca, lo besa, le quita el gorro y le da un beso apasionado, lo que desata las carcajadas del públicos, porque al lado del hombre estaba su señora.
"Me ha tocado viajar por todo Chile y también he ido al extranjero a presentar este show que tiene muy buena recepción en las personas, porque no caigo en el garabato y esas cosas. Trato que sea un show familiar donde los niños disfruten y los grandes se rían de una talla en doble sentido", agrega Caroca, quien también se presenta en Cartagena.
"En las playas Grande y Chica nos va muy bien. A la gente le gusta mucho esto. Claro, a veces no falta el curaíto que quiere pasarse de listo, pero ahí es cuando yo trato de ganármelo con la buena onda que generamos y lo hacemos parte del show, sin caer en denostarlo", afirma.
"A veces tomar el camino más largo es más difícil. Pude haber caído en las típicas adicciones como la droga o el alcoholismo, pero me topé con gente buena que me enseñó todo lo que sé... Muchas gracias por la entrevista y que Dios te bendiga, amigo", culmina minutos antes de comenzar una nueva presentación. J
l Una de las experiencias más bonita que recuerda el actor callejero Marcelo Caroca es su amistad con el artista colombiano Marban. Él le enseñó el arte de fabricar estas marionetas, que hoy hacen reír a miles de personas en el paseo Bellamar. "Son marionetas que trato de darles vida con movimientos reales. Pestañean, mueven la boca, el pelo es real y eso a la gente le llama la atención", señala.