Francisca Maldonado: en la cancha no le tiene miedo ni a los hombres
Francisca Ignacia Maldonado Maldonado tiene 13 años, los ojos claros, una sonrisa que cautiva, amabilidad, derrocha simpatía y es la única mujer presente entre un enjambre de muchachos de revolucionadas hormonas que rondan entre los 13 y 17 años y que forman parte de la Escuela de Fútbol San Antonio Wanderers. Desde la cancha de futbolito de pasto sintético del club Torino, el profesor Francisco González hace un llamado a los jugadores para que se acerquen. Francisca suelta la mano de su madre Maritza Maldonado, se abrocha sus zapatos de fútbol y corre para atender el llamado del entrenador.
Poco le importaba ser la única chica dentro de una veintena de jóvenes. Había crecido con tres hermanos mayores con los que jugaba pichangas en el barrio y esto le ayudó para disputar los balones siempre con la misma fuerza. Ante un hombre o una mujer. "Ella contra los hombres jugaba sin miedo. Es muy entusiasta y demostró desde que llegó a la Escuela que es dueña de un espíritu deportivo muy desarrollado", reconoce el profesor Francisco González.
vestida de verde
Estos elementos resultaron claves para que Francisca fuera la única mujer en el grupo. Su espíritu deportivo era fuerte, bastante desarrollado para una muchacha de 13 años. Y esa característica tan difícil de encontrar en el fútbol no podía ser pasada por alto.
Tras unos meses de entrenamiento en que mostraba el mismo ritmo que los hombres, su profesor la recomendó para probar suerte en las divisiones menores del Fútbol Femenino de los caturros, las que son activas participantes en las competencias de Fútbol Joven de la Anfp.
Tras aquella prueba, desde Valparaíso el entrenador Jaime Zapata (ex portero de los verdes en la década de los noventa) llamó a Francisco González. "Me dijo que no mandara nunca más a jugadoras como Francisca", recuerda el entrenador. Segundos más tarde, pudo respirar más aliviado. "Jaime, me dijo: 'tráigame 20 Franciscas en todas las pruebas'. Me estaba bromeando. Es que había quedado impresionado con la garra que tiene Francisca", rememora Francisco González.
feliz con el fútbol
Una vez seleccionada para ser parte de la sub-15 de la rama femenina de Santiago Wanderers, comenzó a viajar desde su departamento familiar, ubicado en Villa Estoril, hacia la Escuela Naval en Playa Ancha para entrenar los martes y jueves junto a todas las demás jugadoras que defienden el escudo caturro en los torneos Anfp.
Es precisamente en su hogar en la mencionada Villa Estoril donde se concierta esta entrevista. Su madre Maritza, que ha sido su compañía en todas las pruebas a las que asistió previo a los viajes a Valparaíso (como aquella vez rodeada de hombres en Torino), recuerda que a Francisca "desde chica le gustaron los deportes. Mi hijo Matías, de hecho, la vestía de arquero, le pasaba unos guantes y la ponía para chutearle. Él tiene en gran parte la culpa de que mi hija sea futbolera. Y tras jugar tres años básquetbol, quiso dedicarse al fútbol. Desde aquella decisión nosotros como familia la hemos apoyado siempre".
Con la polera del equipo de Primera División del decano puesta (reconoce ser hincha de Wanderers y cada vez que puede va al estadio Elías Figueroa a ver a los pupilos de Emiliano Astorga) y ahora con quince años de edad, aquella misma sonrisa y amabilidad que marcó la diferencia en la Escuela de Fútbol San Antonio Wanderers, abre las puertas de su intimidad hogareña para comentar sobre su nueva meta cumplida: ser preseleccionada de "La Rojita".
Su buen rendimiento jugando como lateral izquierdo durante el 2014 llamó la atención del cuerpo técnico de la selección sub 17 que se prepara para disputar el Sudamericano de la categoría el próximo año, quienes la nominaron junto a otras cinco compañeras de los caturros. Tras dos filtros, la sanantonina ya está entre las 30 preseleccionadas que entrenan todos los días en el Estadio Cordillera, en la comuna metropolitana de Peñalolén.
días de selección
"Desde que empecé a jugar con hombres en la Escuela de Fútbol San Antonio Wanderers que me puse metas que he podido ir cumpliendo. He aprendido mucho de compañerismo, de jugar en equipo y de aprender a perder. Entrenar con la selección es un orgullo, es llegar a lo máximo. Y voy a todos los entrenamientos convencida para lograr ese sueño de jugar el Sudamericano y representar a Chile", comenta la admiradora de Gary Medel, su ejemplo en la cancha y su jugador a seguir debido a que le saca potencial a lo mismo que ella, es decir, poner el espíritu y el corazón a favor de una victoria colectiva.
Junto a las 30 jugadoras que buscan consolidarse en "La Rojita" Sub 17, comenta que ha vivido una experiencia inolvidable. "Entrenar con la selección es un lujo. Tienen todo listo para cuando llegues a utilizar tus poleras, shorts, zapatos y bebidas energéticas. Si sientes algún dolor o pinchazo llega de inmediato un kinesiólogo. Entonces uno solamente tiene que dedicarse a entrenar. Es realmente estar en un lugar privilegiado como futbolista", describe Francisca.
Y mientras sigue dejando hasta la última gota de sudor en los entrenamientos del equipo de todos, recuerda aquellas tardes junto a sus hermanos en las que jugaba fútbol como una más en aquellos improvisados equipos en el barrio. "El apoyo de mi familia ha sido fundamental, y este buen momento se lo dedico a ellos, a mis hermanos con los que jugaba y a mi madre, quien siempre ha estado para acompañarme", expresa orgullosa Francisca Ignacia Maldonado. J