La calle se une para comer un rico pastel de choclo
l Es conocido como el "Farkas de los pobres". Juan Recabarren es un comerciante ambulante que por muchos años vivió en la calle, donde el frío no discrimina y el hambre es imposible de saciar.
Pese a todas las dificultades que tuvo hace varios años, él no quiso mirar como un mero espectador esta situación que lo afectaba a él y a un grupo de amigos y prefirió ingeniárselas para salir de la indigencia y la pobreza extrema.
Así juntó un poquito de dinero y se convirtió en comerciante ambulante. Y no le fue nada de mal. Ahora tiene un lugar digno donde vivir y tres razones para luchar día a día: sus hijos.
Pese a que tiene un buen vivir, él no se olvida de su pasado, de lo cruel que puede ser la calle ni de lo difícil que es conseguir un plato caliente de comida para los indigentes. Por eso que este bombero de El Tabo y vecino del balneario de Playas Blanca de Las Cruces ayer llegó con varios choclos, un rico pino y un horno para preparar con los indigentes de San Antonio un rico pastel de choclo.
Allí en plena avenida Barros Luco, al lado del abandonado restorán La Estación y en presencia de todos los transeúntes, que miraban sorprendidos cómo cocinaban estos chiquillos, una de sus amigas pelaba el choclo, otra lo molía en un molinillo y otros dos junto a Recabarren preparaban las porciones de este exquisito pastel de choclo para luego dejarlo en el horno.
"Yo sé lo difícil que es vivir en la calle y lo que cuesta a veces comer algo rico. Siempre trato de ayudar a los chiquillos, quería venir hace mucho tiempo a preparar este pastel de choclo, pero un accidente que me ocurrió en mis labores de bombero me lo impidió. Me golpeé el ojo y se me hincho, producto de eso perdí el 80 por ciento de mi ojo izquierdo", dijo este buen hombre mientras seguía preparando las porciones de este manjar de verano. J
