La "señorita Sofía": a sus 109 años sigue recitando poesías y recibiendo el cariño de sus alumnos
Sofía Espinosa Campos está descansando tranquilamente en su casa ubicada en la esquina de Tarapacá con avenida Cartagena, principal arteria de la comuna. En su cama reposa de las curaciones que le realiza sagradamente su hija Wanda. Un cáncer a la piel diagnosticado hace más de 15 años (que la llevó a ser operada a los 97 años, con anestesia general incluida) se manifiesta con heridas en algunas zonas de su cara que tienen que ser limpiadas cuidadosamente.
Pero este cáncer no ha sido un impedimento para la vida de doña Sofía. Si uno entra a su casa, sin saber su historia, difícilmente podría creer la fecha que indica su certificado de nacimiento.
El 28 de febrero de 1906 nació esta mujer que hace pocos días tuvo el privilegio de celebrar 109 años de edad. Sí, aunque cueste creerlo, lleva más de un siglo de vida a cuestas. Una cifra que las nuevas generaciones ven lejana; tres números que las no tan nuevas generaciones añorarían y ven también a lo lejos.
De aquellos 109 años, Sofía Espinosa Campos dedicó cuarenta a la docencia, su gran vocación y el motor de sus energías. Aquella labor como profesora primaria es la que hizo de la "señorita Sofía" una de las mujeres más reconocidas en Cartagena.
Esa es la razón por la que ex alumnos suyos - que hoy tienen 70 u 80 años- pasen a su casa esquina y le consulten a su hija Wanda por su estado de salud. 109 años recién cumplidos que tienen consigo una historia que la ha catalogado de forma unánime como "la profesora más querida y la más antigua de Cartagena".
llena de inteligencia
El matrimonio compuesto por Manuel Jesús Espinosa Rodríguez y Amelia Rosa Campos Torres vivía a principios del 1900 en la comuna de Estación Central , en el sector del desvío Gandarillas. Juntos tuvieron nueve hijos, número común para la época, y que no era sorpresivo para ninguna familia.
Sofía Espinosa Campos nació en este contexto un 28 de febrero de 1906. Era un Santiago provinciano y un Chile que seguramente no tiene ni el mínimo matiz del que tiene hoy.
Tras estudiar en la escuela anexa a la Escuela Normal número 2 de Santiago, los mismos profesores de dicha institución le aconsejaron a sus padres que pusieran a su hija en la Escuela Normal número 2, lugar donde estudiaban los jóvenes que luego serían profesores.
La costumbre en esos momentos era que las mujeres tenían que quedarse en casa, pero la inteligencia y capacidad intelectual de Sofía obligó a sus padres a inscribirla en la Escuela Normal número 2.
Una vez egresada como profesora primaria, esperó por su destinación. El lugar que le tocó fue Cartagena, cuando el balneario aún pertenecía a la provincia de Melipilla. El 26 de noviembre de 1932, a la edad de 26 años, llegó hasta la Escuela número 8, su lugar en el mundo durante cuatro décadas.
enseñando al litoral
Rápidamente la "señorita Sofía" (como le decían sus alumnas) empezó a dejar su huella marcada fuerte en la escuela 8. El establecimiento era exclusivo en ese momento para mujeres. Y así comenzó a enseñar a leer y escribir a las primeras generaciones de cartageninas. También, como su fuerte eran las matemáticas, ayudaba con las sumas, restas, multiplicaciones y divisiones.
Y en esa labor estaba desempeñándose cuando se anunció la construcción de la escuela Hogar 21, proyecto educacional impulsado por el gobierno de Pedro Aguirre Cerda que revolucionó Cartagena.
Al Hogar 21 comenzaron a llegar alumnos de diferentes partes del Litoral Central: escolares de El Quisco, El Tabo, Lo Abarca, Algarrobo, de varias zonas decían presente para darle vida a este nuevo establecimiento.
Era un grupo importante de jóvenes que comenzaban sus estudios bajo la tutela de la "señorita Sofía". Muchos de ellos provenientes de sectores rurales donde nunca habían tenido la posibilidad de leer o escribir. Alumnos de 13 años que tenían que aprender paso a paso, y de forma metódica, la lectura y la escritura. Esos eran los muchachos que más motivaban la vocación de Sofía Espinosa.
Amor en cartagena
Cuando Sofía llegó desde Santiago para trabajar en la escuela número 8, se alojó en una pensión cartagenina que finalmente sería clave en la historia de sus 109 años de vida.
Allí conocería a Daniel Naranjo Vargas, hijo de los dueños de la pensión. Él inmediatamente mostró interés por esta joven que venía a realizar sus primeras armas en el mundo de la docencia.
Poco a poco se fueron conociendo, hasta que decidido, y tras un buen tiempo saliendo a pasear por las calles de Cartagena, Daniel Naranjo (quien se desempeñó siempre como comerciante) viajó hasta Santiago para pedir la mano de su enamorada a sus suegros Manuel Espinosa y Amelia Campos. El casamiento sería en la capital en 1938.
Tras volver a Cartagena como marido y mujer, la familia comenzaría poco a poco a sumar más integrantes: el matrimonio de Daniel y Sofía tendría ocho hijos, 5 mujeres y 3 hombres (Patricio, Sergio y Fernando José).
Lo más notable es que posteriormente, sus cinco hijas decidieron seguir la misma vocación de su madre: Mónica, Cecilia, Wanda, Olaya y Fabiola quisieron ser profesoras. La sangre tira y esta vez no fue la excepción.
alcaldes y concejales
Durante las cuatro décadas en que ejerció su vocación, por las clases de Sofía Espinosa desfilaron escolares que el tiempo y las circunstancias los convertirían en ilustres.
Los ex alcaldes Osvaldo y Hernán Cartagena, o la directora del liceo García Huidobro Margarita Cartagena, tuvieron el honor de ser alumnos de la "señorita Sofía".
"Cuando cumplió 100 años el alcalde Osvaldo Cartagena le realizó un homenaje en el hotel La Bahía, ya que se celebraba un congreso por el Día de la Mujer, y ella representó a todas las mujeres trabajadores y luchadoras de la comuna", recuerda su hija Wanda, quien es la que acompaña a su madre de forma constante en la casa esquina de Tarapacá.
Y si bien su jubilación se había producido varios años atrás del homenaje (abandonó las aulas el 26 de noviembre de 1972, exactamente el mismo día que comenzó su carrera, pero 40 años después), el legado que había dejado entre las generaciones cartageninas seguía y sigue siendo imborrable.
Tal como lo ratifica Ema León, de 73 años de edad, quien fuera alumna de la "señorita Sofía".
"Tengo de ella los mejores recuerdos. Por eso es que la vengo a visitar todas las semanas, y le consultó a su hija Wanda por su salud", reconoce Ema León.
siempre la poesía
Hace unos días, en la celebración de su cumpleaños 109, las hijas, hijos, nietos y bisnietos que llegaron para celebrar su cumpleaños le pidieron un deseo: que recitara la poesía "El Jardín y La Rosa".
Es su poesía favorita. Por eso es que la recitó con el corazón y sin equivocarse ni en una coma. La lucidez con la que la recitó emocionó a todos los presentes.
Misma lucidez que recuerdan las generaciones de cartageninos que aprendieron a leer y escribir bajo la tutela de la "señorita Sofía", la que sin lugar a duda es la profesora más querida y más antigua de todo el Litoral Central. J
"Tengo de ella
los mejores
recuerdos. Por
eso es que la
vengo a visitar
todas las
semanas",
Ema León,
