Madre suplica dignidad para los últimos días de su pequeña
Juan Godoy
Princesas y hadas son lo que Esperanza ve todos los días a su alrededor. Esta magia ayuda en algo a la pequeña que sufre de dolores inhumanos producto de una herida que tiene abierta hace casi dos años. 'Todo partió con una operación de vesícula donde no hicieron las cosas como se debía. Mi hija iba bien y ahora sus deposiciones solo pueden ser sacadas con sonda', explicó con los ojos vidriosos María Ubeda, la madre de la joven.
'Yo no pido dinero, porque hay harta gente que me ayuda, solo pido dignidad para mi hija, que su final sea más digno, no con el dolor que está ahora', agregó con desesperación la mujer.
Esperanza Vergara Ubeda tiene 18 años y gran parte de su vida transcurrió en hospitales debido a las múltiples enfermedades con que nació, entre las que se encuentra la hidrocefalia (inflamación del cerebro por una acumulación de líquido) y otras siete enfermedades que la dejaron postrada y la obligaron a someterse a más de 30 operaciones.
'A pesar de todo, ella era feliz, íbamos a todas partes con su silla de ruedas. Estaba cuidando a mi sobrino que tiene síndrome de down, pero salíamos los tres lo más bien y ellos eran felices, eran la alegría de la casa', dijo María, con esa angustia en la voz que no la abandona.
El 4 de abril de 2013 Esperanza fue sometida a una operación supuestamente sencilla en el Hospital Carlos van Buren de Valparaíso, pero todo resultó mal. 'La explicación fue que los intestinos de mi hija estaban amontonados y por eso pasó esto, pero si el doctor hubiese parado a tiempo, todo sería distinto. Después la operaron a tajo abierto y salió todo bien, pero a los tres días estaba con septicemia y se le hizo una herida hasta la espalda', señaló la mujer.
A raíz de esto, todo fue cuesta arriba para María y su familia. El ir y venir al hospital de Valparaíso se hizo cada vez más frecuente. 'Acá no pueden hacer mucho por ella, pero allá es terrible porque le hacen todos los procedimientos sin darle nada para el dolor. Ya no le pueden poner anestesia general porque le queda un cuarto de pulmón. Ayer (viernes) yo le dije al doctor 'Se quedó callado y se fue sin mirarme', contó entre lágrimas María.
'Ese día hicieron un invento y le pusieron unos tubos con forma de T, pero la Esperanza no aguantaba más el dolor. Entonces la llevé al hospital de acá y le pusieron morfina. Si uno tiene un pedacito de astilla y duele, imagínese como estaba ella con esto', agregó mientras mostraba el 'invento'.
Este no ha sido el único procedimiento que la mujer calificó de 'irregular' por parte del hospital Van Buren. Para que le pasaran una camilla antiescaras y la leche especial, que es la única forma de alimentación de Esperanza y que cuesta 300 mil pesos mensuales, debió firmar un documento donde renunciaba a realizar acciones producto del resultado de la operación. 'Ahora la camilla se está venciendo y hay personas que me ofrecieron comprarle una nueva, pero me da vergüenza porque vale más de un millón de pesos. A lo mejor alguien me la pudiera donar y después nosotros también dársela a otra familia que la necesite', contó con resignación y fe María.
Esta madre ya no sabe qué hacer al ver sufrir de este modo a su hija. 'Ya le mandé una carta al ex ministro de Salud (Jaime Mañalich), hablé con diputados, pero nada. En la semana voy a ir a dejar una carta a la ministra de Salud, Carmen Castillo y a la Presidenta Baschelet, para ver si especialistas de Santiago pueden ayudar a mi hija. Quiero que sus últimos días sean más dignos, con menos dolor porque es terrible ver cuando le meten las mano en su herida sin anestesia. No es humano que una persona tenga que sufrir tanto. No es vida para mi hija, ni para mí tampoco', finalizó. J
