La historia de lucha de Fernando Manzo, el hombre que se la juega por los jubilados
Once años dedicado a la labor de dirigente sindical de los trabajadores portuarios, siendo actualmente presidente de la Corporación Mutual de Ex Trabajadores Portuarios de San Antonio, luego de que el mítico líder sindical Onofre Aguilar Parra dejara su cargo. Fernando Manzo de 63 años ha sido un férreo trabajador y luchador sindical, teniendo como su estandarte principal el evitar que el puerto sea privatizado.
Un hombre de familia y un dirigente de tomo y lomo, hoy se encuentra jubilado y viviendo junto a su esposa Rosa en la calle Brasil del Barrio Bellavista, con una pensión que él mismo asegura, ha sido un esfuerzo logrado de la lucha en conjunto con varios sindicatos tanto provinciales como nacionales.
No obstante, su inicio en el mundo sindical fue un acontecimiento inesperado para él, ya que según sus palabras "nunca se le pasó por la mente que sería designado para desempeñar un cargo sindical".
"No tengo una fecha exacta, pero mis inicios en el mundo sindical podríamos decir que fueron cuando la Empresa Portuaria de Chile (Emporchi) comenzó a mostrar síntomas de privatizarse. Algo que nunca estuvimos de acuerdo los que trabajamos ahí, y que hasta el día de hoy no lo aceptamos", expone al momento de recordar su partida en el mundo sindical.
Su primer contacto con ese universo fue cuando se desempeñó como secretario del Sindicato Luciano Claude, un cargo que le sugirió el presidente de esa época, Osvaldo Mesa, con el fin de poner en orden las jubilaciones de sus compañeros. Es que asegura que la empresa en su empreño por la privatización optó por desvincular a los trabajadores, teniendo que jubilarse a edad temprana.
La situación hizo que al final se llegara a un acuerdo entre los portuarios, la empresa y el Estado, siendo este último el encargado de -aparte de entregar a los pensionados su sueldo-, dar una retribución como consecuencia de la desvinculación.
Sin embargo, su oficio no siempre estuvo ligado al puerto. Su primer trabajo cuando joven fue en un aserradero de la comuna. Posteriormente, a la edad de 17 años trabajó en las cámaras de frío de la Pesquera Harling. A los 19 años llegó al Sindicato de Estibadores, donde se desempeñó como "pichero" de carga y descarga para los barcos, oficio que seguiría desempeñando, pero en diferentes condiciones durante el gobierno militar.
Dura etapa
-Pues cuando ocurrió el golpe, nos citaron a las 7 de la mañana. Allí un oficial de la Armada nos dio una charla y nos mandaron a trabajar. Pero eso sí, las condiciones laborales luego fueron muy duras, ya que no tenías derecho a reclamar y a cada rato tenías a un militar vigilándote.
-Claro. Porque, aparte, nos dijeron que a partir de ese día no íbamos a prestar más servicios en el sindicato, sino que sería en la empresa portuaria. Nos anotaron en un libro donde colo
