Vecino hasta la coronilla por bulla de desabolladuría
Hugo Olivares está desesperado. El vecino del sector 30 Marzo tiene cara de cansado y su humor no es de los mejores. Lo reconoce. Anda de mal genio desde hace bastante tiempo.
"Estoy chato, aburrido y mi familia está igual. Ya no aguanto más el maldito ruido y esto ya se nos fue de la manos", dice el pescador.
Es que Hugo ha tenido que lidiar con los molestos ruidos que provoca el taller de desabolladuría y pintura que está al lado de su hogar.
La situación no ha sido llevadera para Olivares, quien ha presentado sus reclamos en la Municipalidad de San Antonio, donde asegura que "me han tramitado de un lugar a otro y no han hecho nada".
"Está bien, todos tenemos que trabajar para ganarnos el pan, pero esto sí que es insoportable. Todo el día con ruido. Pareciera como si un helicóptero anduviera por sobre la casa", describe el vecino de calle Las Palmeras.
En su hogar vive junto a su esposa y un hijo y confiesa que "todos estamos aburridos. No solo mi familia. Los vecinos también están molestos, pero no se atreven a decir nada. Yo no. Mi esposa me dijo que vendiéramos la casa, pero le dije que no estaba de acuerdo, porque estaríamos dándole en el gusto".
"El tipo no tiene horario de trabajo. Llega a las 10 de la mañana y se queda como hasta las 11 de la noche metiendo ruido. Imagínese que soy pescador y salgo a las 3 de la mañana a la mar. Así no hay nadie que aguante. Incluso, ya hemos llegado a las manos", dice.
La situación se habría producido luego que Olivares introdujera un fierro a uno de los compresores del maestro.
"Luego me vino a buscar a la casa y nos agarramos a pelear. Es que ya no da para más. Ojalá que alguien haga algo, si no, esto va a terminar mal", culmina. J