Prolongada sequía amenaza al campo y al empleo de la zona
Los duros efectos de la sequía en la provincia de San Antonio se dejan sentir con fuerza.
Las precipitaciones deberían llegar durante todo el invierno para recién darle un respiro a los agricultores de la zona, quienes llevan años esperando que San Isidro aporte una cantidad suficiente de agüita para sus terrenos.
El Gobierno ha decretado alerta agrícola en 194 de 346 comunas del país, incluyendo a las seis de la provincia. En el ejecutivo reconocen que la situación es preocupante por los efectos que puede causar en el campo, la producción de alimentos, el empleo e incluso el agua para el consumo humano.
Uno de los sectores más golpeados por este fenómeno que amenaza con quedarse por un tiempo más, es la localidad de Cuncumén. Cada vez son más los campesinos que han decido abandonar sus tierras para buscar una nueva opción laboral. Ya no hay líquido suficiente para dar de tomar a los animales, ni menos para regar extensas parcelas.
Gonzalo Basagoitía, de la Cooperativa Campesina de Cuncumén, contó a Diario El Líder, que si no se da el vamos definitivo al proyecto de riego para esa zona, sucumbirá ante la seguía en menos de diez años.
"Si nos quedamos sin el regadío, Cuncumén va a desaparecer", sentenció.
En esa localidad rica en el cultivo de nogales, paltos y hortalizas se espera hace cincuenta años que el gobierno inicie la construcción de un complejo sistema de piscinas que permitirá irrigar al menos 1.800 hectáreas.
En medio siglo se han hecho cuatro estudios técnicos, pero ninguno ha pasado del papel a la realidad.
"Hemos golpeado todas las puertas y vamos a seguir haciéndolo", agregó Basagoitía.
"Tememos porque son las tierras de mucha gente de la cooperativa y también de quienes no están en ellas, los que están en esta difícil situación. Porque se pueden perder sus inversiones, su trabajo, todo", cuenta.
"Esto viene hace varios años y los pozos ya tienen cada vez menos agua. Lo que llueve no alcanza para renovar las napas", finaliza.
Así como en Cuncumén, vastos territorios de la provincia han sentido el impacto de la sequía. En Santo Domingo, el humeral El Yali, ha visto notoriamente disminuidas sus masas del líquido provocando que especies como aves y anfibios que tenían a ese lugar como hábitat natural hayan tenido que migrar o simplemente morir por falta de agua.
En el ámbito de la agricultura, el panorama se vuelve aún más desolador. La sequedad del campo ha permitido que los incendios forestales se propaguen con más facilidad. A falta de aguas superficiales, cada vez más se explotan más pozos profundos, recursos hídricos que demoran décadas en renovarse naturalmente.
Juan Cárdenas, encargado de Recursos Hídricos, de la Gobernación, añadió al listado de puntos críticos las localidades de El Convento, en Santo Domingo; El Cajón de la Magdalena, en Cartagena; y El Asilo, en San Antonio, entro otros.
Explicó, además, que el gobierno provincial trabaja para hacer frente a la contingencia y aprovechar mejor los recursos hídricos.
"La sequía llegó para quedarse, nadie asegura que este sea un año lluvioso y las napas no se van a restablecer de la noche a la mañana, indicó. J
l El concejal Ricardo García integrante de la asociación Chilena de Municipalidades, propuso en el marco del trabajo de esta organización nacionalizar el agua y crear el ministerio del ramo.
"Al hacer esta Ley de Recursos Hídricos, se va a permitir que los agricultores ocupen aguas de recursos naturales y las empresas tendrían que sumarse al proceso de desalinización de aguas para sus grandes industrias y grandes regadíos. La idea es que el agua que llega a través de una vertiente natural o de un río sea sólo para consumo humano y no para trabajos industriales a gran escala".
