La última vez que Yolanda Echegoyen tomó contacto con su familia fue el 22 de marzo. Aquel día conversó con sus padres y hermanos, quienes le contaron de un par de precipitaciones que se dejarían caer en la Región de Antofagasta y, por lo tanto, también en su natal Mejillones.
Yolanda está radicada en San Antonio desde el 2013 y recaló en el primer puerto de Chile debido al traslado de trabajo que afectó a su marido Luis Leiva, nacido y criado en la comuna puerto. Desde acá nunca ha perdido el contacto con sus seres queridos y a través de llamadas o redes sociales se mantiene informada de todo lo que pasa en Mejillones.
"Me costó acostumbrarme a la comuna, pero hoy me gusta vivir acá", dice la mujer en su hogar, el que está ubicado en pleno corazón de Barrancas, y en el que pasó minutos de desesperación e incertidumbre.
Es que la familia de Yolanda fue una de las miles que fue azotada por las lluvias que afectaron al norte de nuestro país la pasada semana.
"Tocopilla y Mejillones también fueron sectores fuertemente golpeados por las lluvias y poco y nada se sabe de eso, porque no ha aparecido en la televisión". explica Echegoyen.
"Cuando hablé con mis padres, me contaron que en los medios de comunicación había aparecido que iba a llover en los próximos días. Ellos se lo tomaron con sorpresa. De ahí no supe nada más, hasta que mi marido me dijo que había visto en las noticias que estaba lloviendo. Prendí la televisión y vi las terribles imágenes. Me dio mucha pena todo lo que está pasando en mi norte", cuenta la mujer ya un poco más calmada.
"A los tres días me pude contactar con mi familia y hermanas (Vitalia, Ana María y Myriam) me contaron todo lo que estaba pasando y el desastre que provocaron estas lluvias. Cuando hablé con mi mamá (Myriam Guajardo) se puso a llorar, porque el techo de su casa había cedido por el agua que había acumulado, las casas en el norte son cuadradas. Me dijo que tenía mucha pena por todo lo que perdieron, pero que estaban bien y se iban a la casa de una de mis hermanas. Familiares que fueron a Chañaral me contaron que las casas están sepultadas hasta por dos metros sobre el nivel de techo", agrega.
Ahora que las comunicaciones se reanudaron, Yolanda ha mantenido el contacto con sus seres queridos, sin embargo, siente pena de no poder estar con ellos para colaborar.
"Por el trabajo de mi marido no pudimos ir. Es terrible no poder viajar a ayudar a todas esa gente que está sufriendo", cerró. J