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La odisea de un vecino de Chañaral que se refugió en San Antonio tras la catástrofe

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Juan Varas Esquivel (39) es nacido y criado en Chañaral, Región de Atacama. Cuenta que cada vez que la lluvia se dejaba caer por esta ciudad quedaba la escoba, pero que gracias al empeño de sus pobladores, el agua caída no pasaba de una anécdota. "Con tres horas de lluvia en Chañaral quedaba la cagá, pero al otro día la gente secaba sus casas y todo volvía a la normalidad, mientras el desierto terminaba lleno de flores y todos felices con el paisaje", relata.

Para este chañaralino, la tragedia se desató en el norte, en gran parte, a raíz de la construcción de la Ruta 5 Norte, ya que según él, la empresa encargada de los trabajos cambió el cauce del río Salado. "Cuando llegó la lluvia, obviamente el río retomó su cauce normal y pasó lo que ya todos conocemos. Muchos pensaron que con la llegada de las lluvias, el río se iría por otro lado, pero eso era imposible. Esto pasó porque estas empresas llegan a una ciudad que ni conocen y se ponen a hacer sus trabajos sin respetar el curso normal de la naturaleza", opina.

Juan Varas no tiene palabras para describir el horror que vio en las calles de su querido Chañaral mientras el agua arrasaba con todo a su paso.

Dice que fue testigo de cómo algunos chañaralinos trataron de salvar sus vidas, pero debido a la fuerza del agua, poco y nada pudieron hacer para sobrevivir.

"Era impresionante ver cómo los camiones, los autos, las micros o las máquinas retroexcavadoras de la minería pasaban en medio del agua. Pero creo que lo más impactante fue ver a la gente pidiendo ayuda, mientras el agua se las llevaba. Era muy fuerte ver a personas levantando sus brazos tratando de salir del agua mientras uno nada podía hacer por ellos", detalla.

poca precaución

Juan cuenta que apenas las lluvias comenzaron a caer, los rumores sobre la llegada del aluvión a Chañaral se fueron haciendo más intensos. A pesar de las advertencias, muchas personas no tomaron las precauciones que debían, y comenzaron a acercarse a las zonas de más peligro con la intención de captar las mejores imágenes de la tragedia. "Yo tengo muchos conocidos en todos lados y apenas empezó a llover, ellos me fueron avisando sobre lo que se venía para Chañaral porque todo lo que arrastró el agua fue a parar a mi ciudad".

Recuerda que, tras escuchar lo que se decía, advirtió a su madre para que tomara los resguardos "porque unos amigos de Diego de Almagro me llamaron para decirme que el agua había arrasado con el pueblo y que la cosa se venía más fea para Chañaral, pero la verdad es que mi mamá bien poco pudo hacer porque a su casa se la llevó el agua y se quedó con lo puesto. Mi familia perdió todo lo que tenía, por eso ahora están todos viviendo en mi casa, a la que afortunadamente no le pasó nada".

Existe un hecho que marcó mucho la vida de Juan, principalmente porque él asegura que detrás de su experiencia tiene que haber algún mensaje.

"Estaba ayudando en las labores de limpieza, cuando de repente me topé con un mueble que venía flotando en el mar. Al principio no lo pesqué mucho porque vi tantas cosas correr por el agua, pero como la curiosidad mató al gato, no me aguanté y me acerqué a ver qué había dentro de ese mueble", relata.

"Cuando me acerqué al mueble vi que en el interior de uno de los cajones había unas fotos. Cuando las tomé para ver de qué se trataban, me di cuenta que eran mi hijo con mi mujer y que este mueble pertenecía a mi suegro. Tomé las fotos y me las llevé a mi casa para tratar de recuperarlas", añade.

Mientras ayudaba en las labores de emergencia, Juan Varas conoció a los voluntarios del Grupo de Rescate Anfibio de San Sebastián (Grass), a quienes se unió en su trabajo de rebusca de personas desaparecidas. "Yo soy buzo al igual que ellos, por eso quise unirme a su trabajo, además sabía que podía ser de gran ayuda porque conozco cada sector de Chañaral como la palma de mi mano".

Para Juan, la labor que desarrollaron estos sanantoninos fue muy importante porque "ellos viajaron desinteresadamente a colaborar, por eso siempre estaremos muy agradecidos de los buzos del Grass y de los municipios que los ayudaron a viajar al norte".

a san antonio

Juan asegura que siempre le ha gustado estar moviéndose de un lugar a otro y que eso lo heredó de sus antepasados, los changos, quienes se caracterizaron por ser un pueblo nómade.

Cuando los voluntarios del Grass comenzaron a preparar sus cosas para retornar a San Antonio, Juan quiso retribuirles de alguna manera todo lo que ellos hicieron por la gente del norte. Entonces les ofreció conducir hasta San Antonio y así evitar que el cansancio les pasara la cuenta.

"La verdad es que no tenía muchas razones para seguir en Chañaral porque es muy doloroso ver el estado en que quedó mi ciudad. Es muy doloroso ver a la gente sufriendo porque perdió a un familiar o porque perdió sus cosas que tantos años de esfuerzo les costaron. No quería seguir llorando, así que como siempre había querido conocer San Antonio me traje a los chiquillos del Grass de vuelta a su casa".

"Don Alberto (Barrios, uno de los integrantes del Grass que viajó a ayudar a Chañaral) me dijo que si quería me quedaba unos días porque la verdad es que yo no conocía San Antonio, así que aquí estoy, fascinado con la belleza de este puerto. Mi familia se quedó en mi casa y yo me vine tratando de escapar un poco de tanta amargura y desastre", agrega.

"nO PARO DE LLORAR"

Desde que llegó ha tratado de aprovechar al máximo su estadía, pero a pesar de que trata de mantener su cabeza todo el día ocupada, es inevitable que por las noches, en la soledad de su habitación, miles de recuerdos perturben su existencia.

"En las noches se me vienen todos los recuerdos a la cabeza y la verdad es que no paro de llorar. Es muy triste ver que no quedó nada de la ciudad que te vio crecer y que tanto significó para uno... es todo muy fuerte", confiesa devastado.

El próximo 16 de abril retornará a Chañaral en una caravana que saldrá de San Antonio rumbo al norte y que promete llevar gran cantidad de ayuda para los damnificados.

Juan Varas cuenta que los miembros del Grass están realizando las gestiones para que algunos municipios de la provincia los ayuden en esta cruzada solidaria.

"Quiero ser yo quien haga entrega de la ayuda cuando lleguemos al norte y no pasársela al municipio de Chañaral que anda haciendo puras cagas en vez de ayudar a la gente. Yo sé donde está la gente que necesita ayuda", recalca.

"Sé que la gente de Chañaral se pondrá de pie nuevamente tal como lo ha hecho en otras ocasiones, pero para eso vamos a necesitar mucha ayuda porque esta tragedia va a ser muy difícil de olvidar", recalca con los ojos llenos de lágrimas. J

"Lo más

impactante

fue ver a la gente

pidiendo ayuda

mientras el agua

se las llevaba. Era

muy fuerte

ver a personas

levantando sus

brazos tratando

de salir del agua"

"No tenía

muchas razones

para seguir en

Chañaral porque

es muy doloroso

ver en el estado

en que quedó mi

ciudad"

"En las noches se

me vienen todos

los recuerdos a la

cabeza y la

verdad es que no

paro de llorar. Es

muy triste ver

que no quedó

nada de la ciudad

que te vio

crecer".

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