Niña accidentada en Cuasimodo sigue al borde de la muerte
La vida de Lidia Ramírez cambió drásticamente la mañana del 12 de abril pasado. Ese día su esposo y dos de sus tres hijas fueron en carreta al Cuasimodo de Santo Domingo, sin imaginar que la fiesta religiosa terminaría convirtiéndose en una tragedia para la familia.
A los pocos minutos de haber iniciado el recorrido aquella mañana y justo cuando llegaban a calle De La Ronda (sector de la ex posta de Santo Domingo) uno de los caballos que guiaba la carreta perteneciente a José Araos, se asustó, lo que gatilló que la carretela terminara en una quebrada de unos 10 metros, junto a sus siete ocupantes, entre ellos Sofía (7) y su hermana Victoria (5), ambas hijas de José Araos (57).
El conductor de la carreta, quien se ofrecía voluntariamente para participar en la fiesta, se convirtió en la única víctima fatal del accidente.
La menor de las pequeñas fue rescatada con algunos rasmillones y una lesión en uno de sus hombros, siendo trasladada de inmediato al hospital Claudio Vicuña. Sofía, la hermana mayor, corrió peor suerte, y desde ese día permanece internada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Carlos van Buren luchando por su vida.
La alumna de primero básico del colegio Padre André Coindre en Bellavista quedó atrapada bajo uno de los caballos, por lo que su rescate demoró varios minutos debido a lo complicado del sector en que cayó la carreta.
"Ella no está bien", reconoce Lidia Ramírez, su madre. La niña está conectada a un ventilador mecánico y lamentablemente no ha mostrado ningún tipo de mejoría en todo este tiempo que ha permanecido hospitalizada en Valparaíso.
"Los doctores que la están viendo dicen que sigue igual y que su estado no ha tenido ninguna evolución hasta ahora. Eso se debe a que estuvo mucho tiempo debajo del caballo sin recibir oxígeno, por eso ahora debe estar conectada a un ventilador", explica la madre.
La viuda de José Araos viaja a Valparaíso día por medio para ver a su hija mientras el resto de la semana se dedica al cuidado de Victoria y su otra hija, Eliana, de dos años.
"En el hospital me dan los pasajes para viajar, pero no puedo hacerlo todos los días porque también tengo que ver a las otras niñas. Lo bueno es que Victoria ya está recuperada y ahora está yendo a clases de forma normal, aunque la mayoría de las veces se acuerda de lo pasó ese día", detalla.
"Cuando pasó el accidente ella a cada rato contaba lo que había visto porque decía que a su papá lo habían dejado solo y que su hermana tenía sangre en su carita", agrega.
Estoy viviendo gracias a la ayuda que me han dado algunas personas, pero la verdad es que no estamos muy bien con todo lo que está pasando.
Esta joven madre asegura que su único deseo es que ocurra un milagro y que su hija Sofía se recupere para que regrese nuevamente a su casa del cerro Bellavista, donde la esperan ella y sus hermanas para tratar de retomar, de alguna forma, la vida que tenían antes del fatal accidente. "Sofía seguirá luchando por su vida. Yo lo único que quiero es que ella se recupere y que esté mucho tiempo más junto a nosotras". J
l Esa mañana José Araos se levantó muy temprano para ir a la Fiesta de Cuasimodo, donde participaba todos los años de forma voluntaria.
Sus hijas siempre lo acompañaban cuando él iba a la fiesta religiosa, y ese domingo 12 de mayo no fue la excepción.
Afortunadamente, la menor de las tres hijas de José, Eliana, de tan sólo dos años, esa mañana se quedó junto a su madre, esperando a que regresaran de Santo Domingo.
"Los doctores que
la están viendo
dicen que sigue
igual y que su
estado no ha
tenido ninguna
evolución",
Lidia Ramírez,



