Mario Ruminot, hijo de dos fundadores del ex camping de Llolleo, acusa a la administración de la sociedad, presidida por Ximena Villarroel de "hacer mal uso de los dineros recibidos por la indemnización que hizo la Empresa Portuaria" y de comprar un terreno en que no sirve para construir un nuevo centro de recreación.
Vamos por parte. En 2013, tres años después que el tsunami destruyera el histórico camping, los socios del desaparecido espacio aprobaron en una asamblea la adquisición de un terreno en el sector de Chépica, en El Tabo, con los recursos entregados por EPSA, como "compensación por la expansión del puerto y del daño del maremoto", según relató Ruminot.
El problema, de acuerdo al denunciante, es que el terreno "tenía un valor mucho más bajo que el que finalmente se pagó".
"La tasación fiscal es de cuatro millones y se compró el sitio en 352. Aunque el precio comercial siempre es mal alto al fiscal, nunca puede variar tanto", dijo mostrando una serie de documentos que comprobarían la veracidad de su alegato.
"Ese terreno no tiene agua y no se puede construir allí. No hay nada y se perdió la oportunidad de comprar en El Quisco, donde tendríamos un complejo de cabañas perfectamente instalado", agrega.
"Otra cosa, es qué pasó con la plata que sobró de la compra. Yo sé que los colocaron en Fondos Mutuos, y eso no se puede porque es una corporación sin fines de lucro", remató Mario Ruminot.
Consultada por Diario El Líder, Ximena Villaroel, aseguró que responderá a las denuncias de Ruminot próximamente. J
l Ximena Villarroel, presidenta de la sociedad, señaló conocer las denuncias de Mario Ruminot, y dijo que aclarará en su próxima visita a San Antonio la compra de un nuevo terreno en El Tabo.
Esta es no es la primera polémica en que se ven envueltos Villarroel con el socio, quien en marzo del 2014 acusó la compra irregular del terreno y la pérdida de materiales. En esa ocasión la administración desmintió las denuncias.