Apenas ingresa la imagen de San Pedro a la Lonja Pesquera, el "Yavé de Israel" prende su motor. Primero, se suben las autoridades religiosas, la familia y amigos del patrón y la Banda Instrumental de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes.
Una vez que están todos listos y que el Conjunto Folclórico Puerto de San Antonio terminó los pies de cueca con que homenajean al santo de los pescadores, el grupo de personas que siempre transporta la imagen del santo en sus espaldas, lo sube -no con poco esfuerzo- a la parte más alta de la lancha decorada, como en los últimos 30 años, con banderas de color blanco, azul y rojo.
Cuando el santo está bien firme, la banda instrumental comienza con el himno "Brazas a ceñir" y el "Yavé de Israel" inicia la primera de las dos vueltas por la bahía sanatonina.
"A mí no me gustan mucho estas cosas (las entrevistas)", es lo primero que dice Juan López, patrón del "Yavé". Sin embargo, su pequeña nieta, Lisset, de inmediato lo convence de contar la historia de su familia, que durante casi 30 años ha sido la encargada de transportar a San Pedro en su tradicional paseo anual.
"Los primeros años lo paseaba mi papá, Ernesto López, que es el dueño de las embarcaciones. Son tres embarcaciones las que tiene él y ahora soy yo, su hijo, y seguimos la tradición", explica, mientras afuera de la cabina la banda ya comenzó a cumplir los pedidos de temas que hacen los botes vecinos, entre los que se encuentra la "Puntita" y "Loca".
"Mi papá lo paseaba en el 'Chile', después en el 'Jordán', por muchos años, más de veinte, y hace como seis que se pasea en el 'Yavé de Israel'", continúa mientras la pequeña Lisset asiente.
"Es un día especial, venimos todos", asegura la pequeña Lisset, mientras mira atenta cómo su tata controla el timón del "Yavé de Israel".
"No es una manda ni nada, es solo que el sindicato siempre lo ha pasado a las lanchas de la familia López porque siempre hemos paseado al santo con cuidado, porque es paseo no carrera, o sea hay que ir despacito. Se dan dos vueltas o según lo que diga el cura, y después se va a dejar al santo", cuenta Juan. Afuera, los camiones que cargaban y descargaban uno de los barcos del puerto comenzaban a tocar la bocina y el "Yavé de Israel" también lo hacía. J
Aun cuando Juan López estaba disfrutando del día de su santo patrón, compartía el mismo problema que tiene complicados a todos los artesanales. "La ley nos tiene bien jodidos, sobre todo a los cerqueros, a los que trabajamos en la anchoa y en la sardina", reclama.
"Cada año nos van quitando las cuotas de la anchoa, por decir este año trabajamos como 15 días en la anchoa y de ahí no trabajamos en todo el año y lo que ganamos en esos días tenemos que hacerlo durar para un año y eso no alcanza, entonces hay que buscar en otros lados", dice con pena.