Más de 25 años trabajó en las series menores de García Huidobro. Formó a cientos de jugadores y por eso cuando alguno de sus pupilos lo veía en la cancha le expresaban cariño y gratitud, por la paciencia y la abnegación que le prodigaba a esa labor silenciosa y desinteresada.

Por eso en la tienda de La Campiña 1 están tristes. La noche del sábado murió Antonio Hernández. El querido "Manique" dejó de existir producto de un cáncer gástrico que de a poco le arrebató las energías, las mismas que entregó cuando dirigía en su querido club, el que defendió toda la vida.

Tenía 63 años y partió en su casa de Llolleo alto, acompañado de su hijo Antonio y su ex mujer. Dejó un inmenso legado y por eso lo recuerdan con cariño. "Estaba mal las últimas semanas y todos en el club rezaban por él el. Era muy querido no solo por los garcianos, también por gente de otros clubes, porque estuvo en algunas selecciones. Siempre estuvo preocupado de los niños y los jóvenes", recordó Luis Riquelme, amigo de "Manique" y dirigente de la tienda aurinegra.

La cercanía que mostraba con sus dirigidos fue una constante de su trabajo en más de un cuarto de siglo dirigiendo. Por este tiempo en los bancos del García se ganó el apelativo del "Alex Ferguson", pero además tenía un modo particular de relacionarse con sus jugadores. "Era cercano con los muchachos, conversaba con ellos, los aconsejaba", contó Riquelme. Tanto lo querían que sus jugadores mandaron a hacer camisetas y lienzos con la leyenda "Fuerza Manique".

Antonio Hernández es velado en la funeraria Hermanos Tobar (Independencia con Tacna). Hoy a las 11 lo llevarán a la sede del club, donde se oficiará un responso, para luego desperdirlo en el cementerio Parque del Sendero. J