Atrás quedaron los ajetreados días en que a diario enfrentaba cámaras y micrófonos en el patio Los Naranjos de La Moneda. Aunque en la calle todavía lo saludan llamándolo "ministro", Álvaro Elizalde no duda en aclararles: "ahora soy un simple ciudadano".
Alejado del terno y las formalidades, el ex titular de la Secretaría General de Gobierno se mueve con el relajo que mostró aquel 11 de mayo, cuando después de concretarse su salida del gabinete retornaba a su hogar en el Metro de Santiago.
"Soy de los que cree que no es necesario ocupar un cargo para poder contribuir al país, aunque sea con un pequeño grano de arena. Por tanto, pese a no tener una responsabilidad en el Gobierno, no me siento fuera de la política", señala al término de un seminario sobre despenalización del aborto organizado por el Instituto Igualdad -ligado al Partido Socialista (PS)-, que preside desde junio último.
Aunque no es indiferente al complejo presente de la Nueva Mayoría, donde el "realismo sin renuncia" copa la agenda del Ejecutivo, Elizalde evita comentar la crisis de su sector. No obstante, sigue ligado a los temas contingentes.
"Nadie puede sentirse ajeno a la crisis de credibilidad en la política y en las instituciones. Tenemos un enorme desafío al que debemos contribuir todos quienes participamos en política", agrega el ex vocero, quien confiesa que en esta etapa de su vida se siente "más tranquilo".
En este plano, comenta que su nuevo trabajo le permite tener tiempo libre, el cual disfruta con su familia y algunos "viejos amigos" que visita en sus viajes a distintas regiones del país.
Sin embargo, Elizalde no cierra del todo la puerta a la vida política más activa. J
"Mi jornada laboral como ministro era muy extensa y abarcaba todos los días de la semana. Ahora tengo más tiempo para estar con mis hijos. Aunque son estudiantes universitarios, siempre encontramos un momento para ver películas o escuchar música juntos", explica Elizalde.
