Secciones

El "Kurt Cobain" sanantonino confiesa por qué nunca ha pololeado: "lo que realmente amo es la música"

E-mail Compartir

Luego de casi dos horas de conversación, Alejandro Toro Leiva (34), fundador de la agrupación y centro cultural Congo Récords, se despacha una confesión casi imposible de creer.

"Nunca he pololeado", dice tímidamente con una sonrisa. Es que sabe que sus palabras causan mucha extrañeza en quienes las escuchan.

"Me han gustado chiquillas, no te lo puedo negar. En el colegio me gustó una. Pero de ahí a tener algo, no", confidencia.

-No sé. Puede ser. Pero según yo no va por ahí la cosa. Lo que te quiero decir es que va mucho más allá.

-A lo mejor esto puede sonar raro. Pero a pocas personas se lo he contado.

-Mira. Yo siempre me he sentido una persona distinta, alguien diferente a los demás. A lo mejor, para quienes no me conocen, puede sonar como que me creo Dios, un salvador de la humanidad o simplemente que estoy loco. Pero yo siempre me he dedicado a ayudar a las personas. Durante mis 34 años me he dedicado a ayudar a los jóvenes en sus proyectos musicales, a llevar la música a todos los sectores de la sociedad, sobre todo a aquellos lugares que son considerados vulnerables, porque ellos son los que más necesitan disfrutar de la música y tener oportunidades.

-A lo que voy es que yo me considero una persona que nació para ayudar a los demás y por lo mismo, todas mis energías no las puedo destinar a una persona, porque tengo a muchas personas que ayudar. Por ahí va mi tema. Incluso las mismas mujeres cuando me conocen se dan cuenta de eso.

MAHELL

"Kurt Cobain", como le dicen a Alejandro por su parecido al fallecido vocalista de Nirvana, recuerda como si fuera ayer cuando comenzó en la música.

Fue en 1996, en la extinguida tienda El Pilar de San Antonio, cuando Alejandro adquirió su primera guitarra. Estaba en segundo medio en el emblemático Liceo Fiscal, hoy Juan Dante Parraguez, cuando este muchacho comenzó a realizar sus primeros acordes.

"Como todas las cosas, esta también comenzó como un hobby, un pasatiempo. Sin tener ningún estudio empecé a tocar guitarra en el liceo. A puro oído sacaba las canciones. Al año recién supe lo que era un acorde", recuerda para luego agregar: "tomé más en serio esto de la música cuando creé mis propias canciones. A muchas personas les gustaban y a mí también. Me encantaba escucharlas y eso me hizo darme cuenta que la música era lo mío".

Así, junto a su hermano, Cristián Toro (batería) y Fernando Aburto (bajo) formaron el grupo Mahell. Era un conjunto de jóvenes sanantoninos que buscaba imitar lo que hacían bandas como Nirvana, Pearl Jam, Alice in Chains, entre otras.

"La idea era hacer grunge, que era lo que empezaba a sonar por esos años. Te estoy hablando del año 95, 96 y 97, más o menos. Era música distinta, que recién estaba pegando acá. Eso me gustaba y es lo que ahora me llama la atención, porque creo que cuando uno hace algo distinto funciona y te va bien", cuenta para de inmediato explicar que su música va cargada con letras de un alto sentido social.

"Eso es lo que más me gusta, por ejemplo, de Nirvana, mi grupo favorito. Sus canciones son con un sentido social muy grande. Te plantean situaciones en donde te das cuenta cómo está el mundo y para dónde va", describe.

LA CONGO RÉCORDS

Era 1998 y Alejandro Toro sentía que algo le faltaba. "Yo vivía en un lugar donde me encontraba en la mitad. Para un lado era una población totalmente tranquila y de gente que tenía un poco más de recursos, mientras que para el otro, era un sector súper vulnerable", explica en relación al sector de la 30 de Marzo.

"Quería llevar la música a todos lados y eso es lo que hicimos con un grupo de amigos. Fundamos la Congo Récords y empezamos a apoyar eventos en lugares como la misma 30 de Marzo, Sor Teresa y Alto Mirador, entre otros lugares a los que fuimos. La idea era hacer festivales y talleres gratuitos para todo público. Y la gente te lo agradecía mucho, esa era mi mayor satisfacción", manifiesta.

De esta forma, Alejandro comenzó, junto a sus amigos, a realizar eventos musicales como los que se desarrollaban en el mítico Alero del Cantor, un lugar destinado para que las bandas emergentes hicieran sus primeras apariciones en el sector de Barrancas.

"Eran bonitos esos tiempos, porque se hacían muchas tocatas. Comencé con dos parlantes de un equipo musical. Así amplificaba a las bandas o cabros que empezaban a hacer música, como el mismo Chinoy, quien tenía una banda de punk. En Tejas Verde y en el Parque DYR también hicimos eventos. Donde fuera íbamos a prestar nuestros servicios", recuerda con orgullo.

Desde los inicios de la Congo Récords ya han pasado 17 años y Alejandro sigue con este proyecto que hoy tiene la categoría de centro cultural.

"La idea es poder postular a proyectos y ver todas las posibilidades para ayudar a los nuevos artistas de la zona. Porque en todo este tiempo que llevo trabajando, me he dado cuenta que acá en San Antonio hay mucho talento, pero, lamentablemente, no están los medios para ayudarlos", agrega.

Y una forma de incentivar y permitir el desarrollo de los talentos sanantoninos fue crear un estudio de ensayo y grabación para las bandas y artistas locales.

Así, hace tres años fundó Allen, una sala que cuenta con todo lo necesario para que las agrupaciones musicales puedan desarrollar todo tipo de música.

"Acá viene gente que toca cumbia, rock, pop, grunge, rancheras, etcétera. Incluso, hay una niña que canta música japonesa. La idea es recibir a todas las personas que quieran hacer música. El otro día estuvo la hermana de Alejandro Zapata y canta igual o mejor que él y eso que apenas tiene como 15 años", revela Toro en su estudio de grabación, ese que estuvo ubicado en el Molo, pero que hace ocho meses se encuentra en Lautaro 1966 recibiendo a más de 40 bandas.

"Hice un catastro de todos los grupos que vienen y son 45 en total. Son grupos variados, como te contaba", añade.

-Yo creo. Por eso me gusta tanto lo que hago. Porque como somos los únicos hay una relación muy especial con las personas que vienen acá. Como la mayoría son jóvenes, nosotros les enseñamos algunas cosas, también los aconsejamos a que deben llevar una vida sana. Me refiero a no meterse en la droga o en el alcoholismo, porque eso es ser rebelde. Eso es no hacer lo que todos hacen.

La sala de ensayos tiene un valor de 5 mil pesos por hora y está disponible de lunes a viernes desde las 11 a las 22 horas, mientras que los sábados abre sus puertas desde las 11 de la mañana hasta la medianoche.

"Esto es lo que verdaderamente me llena. La música es lo mío, además el estudio está en mi propia casa. Podría decir que tengo una pega envidiable, porque hago lo que realmente amo: la música". J

"Quería llevar la

música a todos

lados y eso es lo

que hicimos con

un grupo de

amigos"

"Yo comencé con

dos parlantes de

un equipo

musical. Así

amplificaba a las

bandas o cabros

que empezaban a

hacer música".

Registra visita