Vecinos de Cartagena piden a gritos que no demuelan sus casas
"Me dan paracetamol y no sirve para ni una cuestión".
La abuelita Ana Vera Vera tiene 78 años y padece de artrosis. Dice que los dolores son insoportables y alega que cada vez que visita un centro de salud, el remedio es el mismo: un paracetamol.
Ayer se le veía caminando por los embarrados caminos del campamento San Sebastián Alto, en la comuna de Cartagena. Una toma que comenzó a funcionar en febrero y que la componen 40 familias. En total más de 120 personas viven en este terreno del popular balneario.
Ana Vera vive en una construcción ligera de 3 por 3 metros. En su hogar, como ella lo llama, hay un camarote, una cama de plaza y media y una cocinilla. Allí vive sola. Dice que hace bastantes años que no sabe absolutamente nada de sus tres hijos.
"Ellos perdieron el contacto conmigo y no sé por qué. Mi hija se murió de diabetes. Me dio una pena muy grande cuando murió, porque era muy linda y tenía toda una vida por delante, pero ella no quería nada con este mundo", dice con la voz entrecortada cuando ingresa a su refugio.
"Con mi pensión no me alcanza para nada. Es casi imposible que pueda arrendar algo. Me vine para acá con un vecino, pero él se fue porque se asustó de que nos demolieran nuestras viviendas", reconoce la anciana.
Así como ella, otras decenas de personas viven en este lugar. Todas ellas están aburridas de esperar por la construcción de viviendas sociales. El presidente del campamento, Jorge Fernández, explica que "nosotros no queremos que nos regalen nada. Lo único que pedimos es que no nos demuelan nuestras casas, porque somos gente de trabajo que no tiene dónde vivir. Nosotros queremos junto a la municipalidad, buscar una solución".
El dirigente plantea, en relación a la orden de demolición emanada desde la Municipalidad de Cartagena, que "no hemos tenido la opción de dialogar largo y tendido con el alcalde para buscar una solución. Queremos saber quién o quiénes son los dueños para ver cómo podemos adquirir estos terrenos".
Además confiesa que una de las cosas que lo tiene bastante preocupado es que en el campamento viven más de 80 niños.
"Qué hacemos con los niños si demuelen nuestras casas", se pregunta. "Hay una orden de demolición para los próximos días y esto nos tiene desesperados. Cada familia se ha preocupado de tener su casa bien ordenada para que la gente no crea que somos gente de mal. Acá hay pura gente trabajadora y honrada", asegura.
EN CINTA
Grace Figueroa será otra de las afectadas por esta demolición. Tiene 25 años y hace tres meses que se encuentra embarazada.
"El otro día un carabinero me preguntó si yo pasaba frío al estar acá. Me lo dijo por mi condición de embarazada. Yo le respondí que el frío lo iba a sentir cuando me demolieran la casa", narra Figueroa, quien vive con su pareja en el campamento.
"Durante algunos meses tuve de allegados a mi cuñada y su pareja hasta que ellos se construyeron su vivienda. Nosotros queremos un lugar para vivir porque no tenemos dónde. Muchos han dicho que nosotros queremos estas casas para vacacionar, pero están equivocados", aclara.
Es que muchos vecinos del sector les han manifestado que ellos quieren construir sus casas para la época estival.
El presidente de los moradores toma la palabra para explicar que esto "es falso. Si nosotros tuviésemos una casa dónde vivir no estaríamos acá, en estas condiciones. Es ilógico que nosotros nos prestemos para algo así. Lo único que queremos es dialogar para que no destruyan nuestras casas". J
El alcalde de la comuna de Cartagena, Rodrigo García, se mostró enfático cuando se le consultó por esta situación. "Como alcalde no permitiré el aprovechamiento de un grupo de personas que no son de Cartagena".
Con respecto a la orden de demolición, por no tener el permiso para construir, dijo que "ellos enviaron una carta y nosotros les daremos un plazo prudente para que desarmen sus viviendas y no sean destruidas".
"Hay una orden
de demolición
para los
próximos días y
esto nos tiene
desesperados"
Jorge Fernández,
