Dramón de una mamá y su hija discapacitadas: no tienen dónde vivir
Marta Durán y su hija Jenoveva Ruiz están viviendo un verdadero calvario al interior de su propio hogar. Ambas son discapacitadas y su triste realidad es que la casa donde viven ni siquiera es de ellas. Peor aun, no saben dónde irán a parar.
"Estoy en un departamento que me dieron en comodato gracias al Serviu, pero el 31 de agosto tenía que hacer los trámites para poder acceder a una casa. No como ahora, que estoy en altura (segundo piso), que es algo que nos complica de sobremanera", dice Marta.
"Pero para mí lo más indignante es que yo soy una de las 150 familias de los Altos de Bellavista, que aún esperamos nuestras casas", añade con molestia.
"Yo no hablo solo por mí, lo hago también a nombre de las otras familias. ¡Hasta cuándo vamos a estar pasando por lo mismo! Todos tenemos nuestros problemas y es porque no hemos podido recibir las casas después de tanto tiempo", reclama con molestia.
"En mi caso, y sé que hay gente con muchas complicaciones peores que yo, soy discapacitada y mi hija también. Entonces no sabemos dónde vamos a ir a parar", agrega la actual vecina del cerro Bellavista.
"A nosotras con mi hija nos entregaron un departamento en comodato y no sabemos bien cuándo nos tenemos que ir. Tengo todo embalado, esperando que en cualquier momento me digan que tengo que irme a otra parte", confiesa.
"A mí me da vergüenza reclamar tanto, sobre todo públicamente, pero no nos pueden seguir viendo la cara de la forma en que lo están haciendo. San Antonio siempre queda atrás", alega.
Discapacidad
El problema de esta desesperada madre y su hija no sería el mismo de no ser porque ambas tienen dificultades para desplazarse. Jenoveva sufre de una distonía cerebral desde los 26 años. Ahora, con 40, no puede movilizarse y, tristemente, su departamento se ha convertido en una verdadera trampa. La enfermedad es degenerativa y está condenada a seguir empeorando.
"Se cae a cada rato. Pierde el conocimiento y se ha dado los medios porrazos", relata Marta con impotencia, quien, a su vez, por una negligencia médica apenas camina.
"Tengo que andar con muletas para todas partes. En febrero del año pasado me colocaron mal una inyección. Se me hizo una pelota en el cachete. De ahí que ando apenas", denuncia.
"Con todo eso, para nosotras es súper difícil movernos de un lado a otro. Es caro además. Por eso estamos esperando con ansias nuestra casa, o al menos una respuesta, porque necesitamos un lugar donde establecernos como corresponde y estar más cómodas", suplica.
"Ya fui a Valparaíso y Santiago en busca de respuestas, pero no tengo nada. Por último, a veces pienso que sería mejor que nos devolvieran la plata de los subsidios y que podamos, por la nuestra, comenzar a ver qué hacer, pero algo tenemos que hacer para salir adelante", finalizó. J
Los vecinos agrupados en el Comité Altos de Bellavista están cansados de esperar. Según contó Marta Durán, quien solo quiere saber de buenas noticias acerca del conjunto habitacional, están esperando reunirse con la ministra de Vivienda, Paulina Saball, para saber si hay recursos disponibles en el Gobierno para finalizar las obras.