Galvarino Mondaca lucha en esta vida sin sus dos piernas
Galvarino Mondaca Encina no ha podido dormir desde que le amputaron la pierna izquierda el pasado martes 8 de septiembre. Un año antes, el 9 de octubre, ya había sufrido la amputación de su pierna derecha.
La diabetes en sus piernas fue implacable. Primero se manifestó con fuertes dolores que no lo dejaban caminar. Pese a eso, seguía trabajando en la construcción, su oficio desde que se tituló como técnico en construcción en un liceo industrial en la ciudad de La Calera.
Hasta que el 9 de octubre del 2014 en el hospital Carlos van Buren de Valparaíso perdió su extremidad inferior derecha. Pensó que el mundo se le vendría encima, pero su mentalidad positiva lo llevó a ponerse de pie en pocos días. Una muleta fue su primera ayuda. La segunda nació desde su propio ingenio: creó una pierna ortopédica que se calzaba cada mañana en su muslo.
"Así podía moverme para todos lados, ya que aquella pierna ortopédica me permitía manejar. Podía acelerar y frenar sin ningún problema, y eso fue un gran alivio", recuerda Galvarino Mondaca, hoy de 65 años.
sobreviviendo
Junto a su pareja desde hace cinco años, Susana Céspedes, y la hija de ella, Claudia, Galvarino vive desde 2007 en el cuarto piso de uno de los blocks amarillos que existen en la población Colinas de Llolleo, en calle Flor Mora Maldonado.
Son ellas las que lo ayudan en estos momentos, luego de que le pasado 8 de septiembre la diabetes obligó a una nueva amputación en el hospital Claudio Vicuña, esta vez de su pierna izquierda.
Desde aquel día que Galvarino Mondaca no ha pegado un ojo, ya que los dolores no se lo permiten. Horizontal en su cama, acompañado de la fiel radio a pila que sintoniza la música ranchera, incluso tiene que esperar por la ayuda de su mujer o la hija de ella para movilizarse al baño para realizar sus necesidades.
"Ya no puedo ni salir a la calle como antes con la pierna ortopédica. Las veces que me han tenido que sacar de la casa ha sido con sábanas, y eso no es muy cómodo", confiesa.
Lo único que desea Galvarino es salir de su pieza aunque sea por algunos minutos.
"Es que antes de que me pasara esto en las piernas conocía mucha gente por mi trabajo en la construcción. De hecho todos me conocían como el "Maestro Yayo", entonces no poder salir de la casa es algo que uno lamenta", asegura.
al baño en silla
Y dentro de lo material, otro gran deseo que tiene Galvarino Mondaca es contar con un baño ortopédico, que podría ayudarle a tener más facilidades en su hogar.
"Algunas veces que he estado solo he intentado subirme a la silla que tengo para ir al baño, pero me he caído. Entonces si alguien tiene un baño ortopédico que ya no use y siga en funcionamiento, o desea hacer algún aporte para conseguirlo, estaría muy agradecido, ya que sería una ayuda muy necesaria para mí en estos momentos", afirma lleno de esperanzas.
"Pese a que no tengo las dos piernas y ni siquiera puedo dormir por todos los dolores que tengo, quiero seguir disfrutando de lo que me queda de vida", explica con una sonrisa en la cara Galvarino Mondaca. J