Técnicas cada vez más osadas, robos planificados y el infaltable dateo no permiten ponerle fin a los numerosos atracos que ha sufrido el comercio de la comuna de San Antonio.
Rafael Letelier, presidente de la Cámara de Comercio detallista, asegura que se trata de un "problema generalizado" en distintos puntos de la ciudad, y advierte de entrada que no se trata de un problema de resguardo policial; por el contrario, está "conforme con el trabajo coordinado con Carabineros".
"El punto está en lo que pasa después de la detención, cuando vemos que el delincuente tiene 10, 15 ó 30 detenciones previas por lo mismo y no les pasa nada", denuncia.
"Esto no es una puerta giratoria, es un pasadizo abierto de lado a lado", agrega enfático.
"Esto es un problema de Estado, en que se necesitan leyes más duras. En San Antonio, Llolleo y Barrancas se ve el mayor resguardo de Carabineros, pero no se puede tener un policía en cada esquina, entonces cuando se van aparecen los delincuentes que roban y asaltan", describe.
De acuerdo al relato del dirigente "no se manejan cifras, pero sí se puede hablar de una situación preocupante", más aún en el caso de los pequeños locatarios. "En las grandes tiendas aplican los seguros, pero en el caso de los pequeños cuando les roban, les están quitando gran parte de su negocio y no son capaces de sobrevivir.
Mercedes Cerda, propietaria del local de ropa usada Layla, en Llolleo, asegura que Inmaculada Concepción en el tramo comprendido entre Los Aromos y El Canelo, se convirtió "en un foco de delincuencia. Es como una ola".
La locataria dice "están muy preocupados todos, por sus locales".
"Si nadie hace nada, no nos va a quedar más opción que tomar medidas por nosotros mismos", sentencia la comerciante, a quien ingresaron a robar en agosto pasado.
"No sé qué hacer. Por el miedo de pronto pienso en irme de acá, pero cómo me voy a ir. No nos pueden ganar los ladrones", dice mientras muestra el forado que los delincuentes dejaron en el techo de su local.
Abelardo González, de la fuente de soda "La tía Tere", coincide con la molestia de su colega. Su local ubicado a un lado del paradero de Pullmann Bus, ha sido víctima de la delincuencia cuatro veces.
En las paredes del local llolleíno aún quedan las marcas de los pequeños forados en que osados delincuentes han ingresado reiteradamente.
"Estamos cabreados", finalizó. J