La hermana Pablina vive de allegada en Limache tras ser castigada por su sinceridad
Sus recientes declaraciones en www.theclinic.cl sacaron roncha dentro de la Iglesia Católica. A raíz de la filtración de mails en que se dejaba ver un diálogo bastante poco protocolar entre los cardenales Ricardo Ezzati y Francisco Javier Errázuriz, Pablina Celedón Leiva, a sus 74 años de edad, no se demoró mucho en sacar la voz.
Sin anestesia reconoció que el cardenal Ezatti le "quitó la vida". Además, no dudó en tratar como valientes a quienes filtraron la información de aquellos correos electrónicos.
Sus declaraciones causaron revuelo nacional, y en San Antonio una parte de la comunidad también se vio interesada en aquellas palabras sin filtro emanadas por Pablina Celedón, ya que fue directora durante 13 años del colegio Sara Cruchaga.
Pero ella, ajena a esto, ni siquiera supo las reacciones que causó dicha publicación en theclinic.cl Ni un llamado recibió a su celular, ni mucho menos al teléfono fijo que hay en la casa de su hermana María Celedón en la comuna de Limache (provincia del Marga Marga). Allí reside como allegada desde hace cuatro años. María vive junto a su marido Alfonso Oropesa, y apenas supo que Pablina había quedado sin techo la acogió sin pensarlo dos veces.
Mismo acto que su hermana, quien llegó a ser superiora general de la Congregación Purísimo Corazón de María, hizo en 2010 con el sacerdote diocesano Manuel Hervia cuando nadie dentro de la Iglesia quería darle un espacio. Pablina no puso reparos y lo recibió en el hogar para menores San Francisco de Regis, ubicado a pasos de la estación de Metro Unión Latinoamericana en Santiago. El padre Manuel venía proveniente desde La Serena.
Un año después, exactamente el 2 de abril de 2011, una fiscal golpeó la puerta del hogar ubicado en calle Romero 2757. Pedía hablar con la directora del hogar y Pablina salió a dar la cara.
Lo primero que le dijo de forma imperativa la fiscal apenas tuvo acceso a Pablina Celedón era que se iría detenida, ya que era "un peligro para la sociedad". Acto seguido, le cantó las acusaciones que supuestamente había en su contra.
La acusaban de encubrir abusos sexuales de parte del padre Manuel Hervia en contra de menores pertenecientes al hogar. Además, insinuaron una supuesta relación amorosa entre ambos.
Unas semana antes, había recibido la llamada de un vicario advirtiéndole que debía sacar al sacerdote del hogar de menores. Esa llamada, según comenta Pablina, "venía directamente dirigida por el cardenal Ezzati".
vida y vocación
Cuando Pablina Celedón (nacida en Los Andes) llegó a San Antonio a principios de la década del ochenta, su primer gran desafío llegó de la mano del terremoto del 3 de marzo de 1985 que dejó en el suelo toda la estructura del colegio Sara Cruchaga.
Había que empezar de cero, y ella comenzó a gestionar reuniones con comunidades benéficas, hasta que comprometió a la Comunidad Económica Europea con el aporte de 360 mil dólares.
Con esa suma se construyó lo que es el actual establecimiento que se ubica en calle Gregorio Mira. "Y no le pasó nada con el terremoto del 2010. El segundo piso fue diseñado con un estilo francés que recuerdo hasta el día de hoy", agrega quien fuera directora del Sara Cruchaga hasta 1992.
Muchas sanantoninas que se graduaban de cuarto medio iban en calidad de ex alumnas a saludarla a su oficina. "Tengo el mejor recuerdo de aquella época en San Antonio. Además del colegio Sara Cruchaga, teníamos en el establecimiento la escuela Gil Rojas, que era totalmente gratuita e impartía clases hasta sexto básico. De la comunidad de alumnas y apoderados también tengo bonitos recuerdos", reconoce.
no era tan sereno
En La Serena, en la Cuarta Región, el padre Manuel Hervia supo de las peores verdades de la Iglesia Católica. Por eso, apenas llegó al hogar San Francisco de Regis en 2010, le confesó a su nueva confidente todo lo que le había tocado presenciar.
Las denuncias eran contra el ex obispo Francisco Cox. Según el padre Manuel, lo habría pillado en actos de connotación sexual. "Cuando me lo contaba estaba muy apenado y asustado. Todos los días me decía que estaba sufriendo mucho. Estaba viviendo un calvario y yo ante eso, como hijo de Dios, tenía que ayudarlo", afirma Pablina.
Tan cercana era esta relación, que al momento de ser acusada de encubrimiento de acoso sexual, sindicaron a la hermana, de más de 70 años de edad, como amante del padre que por ese tiempo recién había cumplido las cinco décadas. "Algo totalmente descabellado y ajeno a toda realidad", reclama la aludida.
El obispo Francisco Cox era muy amigo del por ese entonces cardenal Francisco Javier Errázuriz, y ambos se convirtieron en los primeros dos enemigos del padre Manuel. A ellos se les sumaría posteriormente el actual cardenal Ricardo Ezzati.
castigada por sincera
Edith Vera e Iris Quiroz, dos trabajadoras del hogar San Francisco de Regis, fueron desvinculadas en el 2011 del lugar por petición del Sename. Fue la chispa que detonó la bomba, y el momento exacto en el que la vida de Pablina Celedón cambió para siempre.
"Ellas declararon cosas en la Fiscalía que eran calumnias totales. Que yo me robaba la plata de la Congregación, que éramos amantes con el padre Manuel, que manteníamos una relación oculta. Y lo peor, que había encubierto los abusos sexuales del padre con cinco chicas del hogar", explica con un tono profundamente de resignación.
Apenas ocurrió este escándalo, fue separada de la Congregación Purísimo Corazón de María, a la cual aún no logra volver.
Pero en el 2013, la justicia la declaró inocente. El fiscal Marcos Mercado sentenció que las declaraciones de las niñas no eran suficientes para comenzar una investigación y la causa se sobreseyó.
El propio fiscal Mercado fue a comunicar aquella resolución al Arzobispado y demostrar mediante la justicia que la hermana Pablina era totalmente inocente de las causas que se le acusaban, por lo que no había ningún impedimento para que volviera a la congregación.
Dos años después, comenzando el mes de octubre del 2015, aún está esperando que alguien la llame a su teléfono celular o al teléfono fijo que tiene la casa de su hermana María. "Ni siquiera las otras hermanas de la congregación me han llamado, quizás por miedo o porque tienen instrucciones de no hacerlo. Me dejaron totalmente de lado, y ni siquiera con las declaraciones a theclinic.cl alguien dijo algo", asegura.
Pese a su presente lleno de dudas e incertidumbres, una certeza la tiene llena de pena a Pablina Celedón Leiva: "mientras Ezatti sea cardenal, nunca podré volver a la congregación". J