Pareja de electricista que se suicidó: "Teníamos muchos planes juntos"
Angela Herrera Morales (23) está destrozada por el dolor y la pena. Han pasado cinco días desde que Cristian González Toro (39) se quitó la vida y ella aún no puede convencerse sobre su trágica y abrupta partida.
"Con Cristian tuvimos una relación de más de cinco años. Lo conocí cuando mi hija, que ahora tiene 6 años, era una bebé. Él se convirtió en su padre. Fue muy bueno tanto como papá como pareja", dice sobre "El Chispa", como conocían a González en Cartagena por su oficio de electricista.
"Estoy muy mal, porque nunca pensé que él podría quitarse la vida", confiesa antes de soltar un desgarrador y triste llanto.
Angela cuenta que con "El Chispa" vivieron juntos varios años y "sólo estuvimos separados un mes, en junio pasado. Ahora él estaba viviendo en una cabaña frente a la casa que estoy arrendando en San Sebastián, pero seguíamos juntos como pareja", asegura la joven.
"Él era 16 años mayor que yo, pero teníamos una relación muy buena. Podría decir que éramos felices juntos", agrega esta garzona de un restorán del mercado de San Antonio.
SUS ULTIMAS HORAS
Angela Herrera relata que los últimos días Cristián González había estado de buen ánimo. Al menos no demostró indicios que hicieran pensar que podría atentar contra su vida. "A lo mejor tenía una depresión por dentro y yo no me di cuenta".
La noche del lunes, a eso de las 22.05 horas, "El Chispa" estaba irritado. "Hablé por teléfono y me dijo que estaba enojado. Le pregunte el porqué, pero no me dijo nada". En esa conversación González le contó que estaba solo en su cabaña y que no quería que lo molestaran.
"No quise insistir, porque quería que se le pasara solo el enojo", detalla.
A las 23.53 horas Angela se acostó y lo primero que hizo fue llamarlo por teléfono. "Ahí sentí algo raro, porque no me contestó y el celular siguió sonando. Otras veces me cortaba o apagaba el teléfono".
Su sexto sentido le dijo que algo andaba mal. Angela lo llamó otras cuatro veces. No hubo respuesta. Entonces decidió levantarse y cruzar la avenida Central para ir a verlo a su cabaña.
Eran pocos minutos después de la medianoche y Angela ya estaba desesperada. "Cuando llegué, me pareció extraño que estuviera todo apagado porque él siempre tenía encendidas las luces de la cabaña. Toqué la puerta y nadie me abrió".
Ella esperó unos segundos y decidió entrar. La puerta estaba sin llave. En medio de la oscuridad, le dijo a Cristian que prendiera la luz. Una vez más no tuvo respuesta. "Empecé a iluminar con mi celular y me encontré con su cuerpo. Ya estaba fallecido. Ya no había nada que hacer", dice con palabras entrecortadas por el sufrimiento.
Lo que más le duele es que el día antes del suicidio Cristian estuvo muy cariñoso con ella. "Me hizo cariño en la cabeza. A lo mejor era una forma de despedirse de mí. No puedo convencerme porque teníamos muchos planes juntos. Me había dicho que me quería llevar a Tacna, Perú, y a recorrer todo el norte".
"Ahora no puedo entrar a mi casa ni dormir porque siento su presencia a cada momento. Parece que lo viera. A veces creo que me voy a volver loca y que no podré superar su partida, porque siento que se fue enojado conmigo", confidencia Angela. J