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La mujer fuerte del clan Marinkovic que le ha ganado mil batallas a la vida

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Orfelina Marinkovic, más conocida como Veca, nos recibe en el living de su casa en el sector de Alto Mirador, en la parte alta de San Antonio. Allí también nos saludan sus dos nietos, Pedro Pablo (5) y Sofía (3), que son de su hija mayor, quien por ahora estudia y termina su práctica para obtener su título profesional. Pero hoy sólo está con ellos, además de Maura, su otra hija de 7 años.

Veca es la menor de seis hermanos. Es hija de Orfelina Esparza, dueña de casa e hija de pescadores y de Pedro Marinkovic, periodista, locutor y fundador de diario El Líder de San Antonio. "Mis papás se conocieron acá en San Antonio y eran de mundos totalmente opuestos", nos cuenta.

Seguimos conversando con ella, nos habla acerca de sus dos hijos mayores que terminan sus estudios, de su hija menor y su nieto que van al mismo colegio: el Nuestra Señora de Pompeya para que estén juntos y acompañados. Pero detrás de toda esa fortaleza, se esconde una gran lucha interior, la cual ha tenido que afrontar durante los últimos meses.

En noviembre de 2014, luego de exámenes de rutina, a Veca le encontraron cáncer. "Estaba recién con esto y me dicen que se encapsuló. Así que tuve que tirar para adelante no más poh", dice con entereza.

Hace 13 años que el patriarca de los Marinkovic falleció, tiempo que no ha mitigado la pena de la Veca por su partida.

"Tengo los recuerdos más hermosos de mi padre. Mi madre falleció cuando tenía 10 años, de cáncer, por lo que mi papá nos crió. Fue amigo, papá y mamá. Eso era. Una persona que algunas veces dejó de lado la familia por dedicarse a la labor social, por ayudar a la gente", comentó la menor de los Marinkovic.

Su pena se hace evidente, la que se refleja en una frase muy certera. "A mi papá hasta el día de hoy lo extraño", nos dice emocionada.

Es que Orfelina, quien lleva el mismo nombre que su madre, ha tenido que luchar contra una dura enfermedad que se le detectó en noviembre del 2014, enfermedad que ha tenido que superar sin el apoyo paterno. "Me hace falta. Yo siempre lo repito, pero si Dios me diera la oportunidad de decirme: "ya, pídeme una cosa durante un minuto", pediría estar con él, abrazarlo y solamente sentir su olor. Nada más. Sin embargo, la mamá fue la que cuando te levantabas en la mañana estaba pasada a levadura porque hacía muchas cosas. Eramos seis hermanos y tenía que repartirse".

Luego de un tiempo conversando, Veca nos dice cómo viven sus hijos mayores su enfermedad, sus ojos se llenan de lágrimas al contarnos que ella también tuvo que pasar lo mismo con su madre. "Fue difícil porque pensamos que no iba a salir de esta". Nos relata que en mayo pasado se sometió a una segunda intervención quirúrgica, pero que debe seguir un largo tratamiento. "Es por siete años", recalca.

Su vida no ha sido nada fácil. Durante mucho tiempo vivió episodios que la marcaron, pero que ella enfrentó con entereza, situaciones que hoy la hacen una mujer más fuerte. "Soy mamá y abuela a la vez, porque mientras mi hija hace su práctica y estudia, tengo que ver a los chicos", agregando que "ellos han sido un pilar fundamental en mi recuperación".

Mientras conversamos con ella, su nieto Pedro Pablo, la abraza y se pone a llorar. Con tan sólo 5 años de edad, este pequeño ya sabe por lo que vivió su abuelita durante estos últimos meses, por lo que la emoción los embarga a ambos. "Cuando él me vio en cama, me daba sus bendiciones" y nos da cuenta de otra frase que llega al corazón. "Me dijo: abuela si tú te mueres, yo sé que Dios va a estar contigo".

En ese momento, Maura, la menor de sus retoños nos habla sobre cómo enfrentó la enfermedad de su madre. "Yo la fui a ver y luego cuando me vine, e iba en el bus, mi mamá me llamó y me dijo que me amaba", comenta la pequeña.

LA FIESTA DEL BARRIO

"Yo volví hace muy poco a lo social. Llevo tres años trabajando con Cultura y me ha servido bastante para olvidarme de lo que me pasó, ya que como dice la gente: el trabajo social lo llevo en la sangre".

"Me invitó Ximena (Cartagena) y Pedro (Betancourt) a participar de la primera versión de la Fiesta del Barrio y me fui involucrando, a unir a la gente, a poblaciones que no tenía idea que existían acá en Alto Mirador. Fue bonito. Una labor que te va llenando, que te dan ganas de seguir trabajando y que se vuelva a repetir".

"Es una fiesta familiar, que empieza a las 9 de la mañana y que puede terminar después de la 1 de la madrugada. Donde viene todo tipo de personas y que hay actividades para todos. Se empieza con deporte, con stand de comidas típicas. Se realiza la "Mesa del Mar", donde se puede compartir con el alcalde, con diputados, se junta todo San Antonio acá arriba".

"Comenzamos a trabajar en marzo para esta tercera versión (realizada ayer). Es harto trabajo, pero yo volví en el mes de julio porque estuve con reposo, pero retorné con todas las ganas para ayudar a la gente. He hecho eventos solidarios porque he tenido vecinos que han estado muy mal, en su aspecto físico. A mí me tocó recibir la ayuda y ahora me toca devolver la mano, nada más que eso", dice Veca.

Asimismo, nos cuenta sobre cómo su comunidad la apoyó durante el tiempo que estuvo lejos de las reuniones, de las salidas, mientras se recuperaba de una operación a la que fue sometida debido a su enfermedad, contando que "tuve un apoyo tremendo de mi comunidad. Algo que jamás pensé tener. Había gente que a lo mejor uno la veía en las reuniones con un hola y nada más, pero después estaban acá (en su living) sentados frente a mí, preocupados de saber cómo estaba mi situación, si necesitaba algo y eso, te fortalece. Dan ganas de seguir trabajando por lo que se está haciendo: que es unir a la familia de San Antonio".

Mirankovic agrega que "el Departamento de Cultura me ha ayudado bastante emocionalmente porque me ha dado la fuerza para salir adelante, ya que esperaba con ansias todos los días martes para reunirnos y trabajar por la Fiesta del Barrio". Por eso, es que dice también el por qué esta actividad fue todo un éxito en su tercera versión. "Cultura es el pilar fundamental. Sin Cultura esto no se haría, no tendría el éxito que tiene. Tenemos diferencias, pero hemos sabido enfrentar las cosas que se nos vienen, de arriesgarnos a lo que hizo y gracias a Dios con grandes frutos".

Con respecto a cómo distribuyó los stands de comidas y la típica Feria de las Pulgas, Marinkovic dijo que "en mi sector Alto Mirador tomé prioridad de darle stand a las personas que realmente lo necesitaban. En este caso personas con enfermedades extremas. Tenía una joven que estuvo mal y que gracias a Dios llegó a su casa después de tres meses de estar hospitalizada. También a personas cardiacas, a una vecina que recién enviudó, otra que desgraciadamente su hijo ya no está con ella y así. Lo hice para las personas que puedan vender sus cosas y sacar algo de provecho para sus medicamentos o recibir una platita extra que a lo mejor no van a tener todos los días". "A mí me eligieron entre ocho y diez personas para ser la encargada de este tema en la actividad y por lo tanto, me preocupo que a mi gente no le falte nada. Le ofrezco mi casa, mi baño".

Ayer, mientras todo el sector de Alto Mirador celebrara su tercera versión de "La Fiesta del Barrio", Orfelina Marincovic celebró 44 años de vida. Un nuevo año con el que espera dejar atrás todo lo vivido durante el último tiempo. Una celebración que en la que no sólo fue acompañada por su familia, sino que también estuvo rodeada por sus vecinos y comunidad, esa misma que no la dejó sola en ningún momento y que la esperó a que ella volviera y que viera materializado el trabajo de tantos meses en un solo día. J

Lo máximo para

los vecinos de la

parte alta de San

Antonio es la

realización de la

Fiesta del Barrio

que ayer fue

todo un éxito.

"Yo volví hace

muy poco a lo

social. Llevo tres

años trabajando

con Cultura y

me ha servido

bastante para

olvidarme de lo

que me pasó, ya

que como dice la

gente: el trabajo

social lo llevo en

la sangre".

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