Este fue el día en que una toma le ganó el gallito a Pinochet
Ya llevaban varios años viviendo en la pobreza de un campamento ubicado en lo que hoy es Ginebra con Los Cisnes, en Llolleo alto. Allí más de 200 familias vivían como podían en una mediagua.
"Había mucha pobreza. No le vamos a mentir, pero eran otros tiempos. Recuerdo que era gente muy unida, que se ayudaba mutuamente. Hacían ollas comunes y cuando faltaba para comer, siempre había una vecina que te convidaba una taza de azúcar, medio litro de aceite o la mitad de un pan de mantequilla".
Los recuerdos de Paola Améstica siguen intactos en su mente, pese a que por esos años era una adolescente. La presidenta de la junta de vecinos Los Aromos, ubicada en la Viuda 8, no olvida aquellos difíciles años en que día a día se debía luchar "para parar la olla".
Hoy la situación es diametralmente opuesta. El reciente lunes cumplieron 32 años como junta vecinal, pero el recuerdo de sus inicios no se olvida. Es por ello que dentro de la celebración que realizaron por un nuevo aniversario, homenajearon a Silvia Ojeda, Juan Rivera e Isabel Lizana tanto por sus destacadas participaciones, como por su disposición para trabajar en el mejoramiento de su vecindad.
En la oportunidad, Silvia Ojeda, de 75 años, recordó cómo se inició el barrio donde ella aún vive.
"Fue en el año 83 cuando se comenzaron a construir estas casas. Nosotros vivíamos en unas tomas que quedaban a la altura de donde hoy se encuentra el multipropósito de Ginebra. Éramos como 200 familias más o menos las que vivíamos allí ", detalló.
Otra vecina coetánea de Silvia Ojeda es Magdalena Améstica. Esta abuelita de 74 años explicó que "cuando supimos de la construcción nos organizamos para pedir que estas casas fueran para las personas de la toma y no para los militares o Carabineros. No recuerdo para quién iban a ser exactamente, pero para uno de esas dos iban. Entonces nos organizamos y fuimos hasta Santiago a entregar una carta al ministro de Vivienda de la época (Miguel Ángel Poduje Sapiaín)".
Luego de algunos días y tras juntar el dinero para viajar hasta la capital, un grupo de sanantoninas llegó hasta el ministerio a entregar dicha misiva. Tras varios minutos de espera, finalmente, fueron atendidos por el mandamás de la cartera.
"Conseguimos la audiencia y le explicamos lo que pasaba. Nos dijo que esa decisión dependía netamente de Pinochet y que él iba a entregarle el documento, pero que no nos garantizaba nada", recordó.
Tras esa visita pasaron algunos meses hasta que finalmente recibieron una satisfactoria respuesta desde Santiago.
"Nos dijeron que habían aceptado la solicitud y que Pinochet destinaba esas viviendas para la gente de la toma. Fue un momento muy lindo, porque al fin íbamos a tener una casa digna donde vivir", manifestó.
De esa historia ya han pasado un poco más de tres décadas y los que ayer fueron unos niños hoy son parte importante de esta junta de vecinos como es el caso de Paola Améstica, quien lleva cinco años como presidenta de Los Aromos.
"Es complicado la vida de la dirigente, lo digo por mi caso. Yo tengo un bazar y cuesta llevar las dos cosas. Pero han sido lindos momentos, sobre todo, porque es un sector muy unido. Tenemos problemas como en todos los lugares, pero tratamos de solucionarlos entre todos", reconoció.
Uno de esos problemas fueron los constantes robos que sufrieron en algún momento. Es por ello que se organizaron para combatir la delincuencia.
"Postulamos a los presupuestos participativos y nos ganamos unas alarmas, las que están instaladas en todas las casas del sector. Nos han ayudado mucho, porque hay abuelitas que la ocupan para avisarnos cuando les pasa algo", contó.
"Siempre uno tiene que cuidar lo que tanto nos costó conseguir. Estas casas fueron una bendición para muchas familias y han resistido como tres terremotos. Son buenas, tanto como la gente que vive acá", cerró. J