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Precavidos se pusieron las pilas y fueron antes al cementerio

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Silvia Castro fue una de las cientos de personas que se adelantaron y fueron al cementerio ayer. Su mirada estaba perdida en el horizonte, los hombros caídos y la pena se notaba en toda su expresión.

"Mi mamá se fue hace tiempo, éramos tan chicos y mis hermanos sufrieron mucho. Yo tenía como 15 años. La extraño mucho, sufrimos harto con ella y una enfermedad tan larga, aunque en esa época no se sabía mucho qué era lo que tenía, porque no estaba la tecnología de ahora", contó llorando la mujer que visita casi todas las semanas la tumba de su madre en el cementerio Parroquial de San Antonio.

"Preferí venir hoy, porque mañana me sube mucho la presión. Así puedo estar tranquila con ella. Además, que no sé si mis hermanos van a venir mañana, aunque yo creo que sí, entonces tiene que estar bonita la tumba", agregó Silvia, quien es una de las hermanas mayores de una familia de 28 hijos.

"Somos una de las familias más grandes de San Antonio. Vivíamos en la Sexta Región, cerca de Las Cabras, pero como acá había más salud cuando mi mamá se enfermó, nos vinimos, aunque igual no sirvió de mucho", lamentó.

"Mi madre fue una mujer muy buena y cuando ella se fue, aunque quedamos con mi papá, fue muy difícil. Yo ahora tengo dos hijos, pero ninguno vive acá. Entonces, aunque trabajo arrendando piezas, igual uno está un poco sola y se extraña mucho a la mamá", señaló con los ojos inundados en lágrimas.

Tradición

La señora Pilar Jara es otra sanantonina que, junto a su esposo, siempre trata de ir antes a arreglar la tumba de sus seres queridos.

"Venimos siempre y nos dividimos; mañana (hoy) nos toca en el Parque y hoy (ayer) en el Parroquial. Para nosotros es una tradición venir los dos", contó la mujer, quien en esta ocasión llevó a sus nietos, para que se fueran acostumbrando a recordar a sus seres queridos que ya no están.

Esta misma tradición es compartida por la pareja conformada por Juana Barrera y Víctor Ortiz, quienes a pesar de su avanzada edad todavía siguen haciendo hasta lo imposible por llegar a visitar a los familiares. "La idea es que queden bonitos, que se note que uno se acuerda de ellos", señaló Juana.

Para la señora Filomena Piña también es una tradición ir al cementerio. Ella va a ver a dos de sus tres hijos, que fallecieron cuando tenían solo seis meses.

sin la multitud

Para los centenares de sanantoninos que ayer visitaron el Parroquial, el principal motivo para adelantar la visita a sus seres queridos fue evitar la multitud que se congregará hoy, durante todo el día.

Ana María Trigo va todas las semanas a ver a su papá. "Vengo siempre, pero no creo que venga mañana (hoy), porque hay mucha gente. A pesar de los años, no hay que olvidar a la gente que uno quiere y el venir al cementerio es una forma de recordarlos", expresó mientras terminaba de arreglar las flores de la tumba de una cuñada, a quien pasó a visitar esta vez.

Otra razón es que con la multitud es más difícil llegar o encontrar estacionamiento. "A mí me acomoda venir este día, porque me pueden traer mis hijos, o si no después tengo que venir en la micro", contó la señora Guadalupe Barraza, mientras arreglaba unas flores en la tumba de su cuñada. J

Durante todo el fin de semana el cementerio Parroquial de San Antonio ha estado con un horario especial. Para hoy los horarios son los siguientes:

8 horas.

20 horas.

9.30 horas y 10.30 horas.

Además, el camposanto tiene una dotación especial de guardias, un acompañamiento de la Defensa Civil y un equipo de la Cruz Roja por si se presenta cualquier eventualidad médica, explicó Luis Rodríguez, encargado del camposanto.

"Preferí venir

hoy, porque

mañana me sube

mucho la

presión. Así

puedo estar

tranquila con

ella (su madre)",

Silvia a Castro,

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