Historias de discriminación y encierro de los ostomizados
Tal vez muchos de los que lean esta nota no sabrán qué es un ostomizado y puede ser aceptable. El gran problema ocurre cuando los funcionarios del sistema de salud de urgencia o de los consultorios desconocen este problema.
Esa es la situación que viven más de 40 pacientes que han sido víctimas de un cáncer de colon, de estómago, de ano o de otras patologías que requieren ser intervenidas y que los dejan dependiendo de una bolsita para poder evacuar sus restos fecales.
"Cuando uno sale de hacer una vida normal y se ve enfrentado a una enfermedad como un cáncer o como la mía, que es una poliposis múltiple familiar, toda la vida cambia", cuenta Carlos Contreras (58), presidente de la Agrupación de Ostomizados de San Antonio, próxima a cumplir tres años de vigencia en la zona.
Carlos hace tres años fue intervenido y dentro de todo el proceso que ha vivido para enfrentar su enfermedad, dejó de trabajar como portuario, perdió su microempresa de distribución de mariscos y nunca más ha podido seguir con sus trabajos de construcción. Además, se separó de su pareja y ha sufrido una grave depresión con instinto suicida que lo mantiene en un estricto tratamiento de salud mental.
Discriminación
"Hemos sido discriminados en cierta parte, porque no se comprende que una parte de nuestro organismo sea sacada por una enfermedad. Por eso a veces nos sentimos desvalidos, desprotegidos y hay muchas cosas que nosotros no podemos comer, que no podemos hacer y eso, aparte de las bolsas, nos trae un gasto considerable", comenta.
Con la voz quebrada, Carlos cuenta que cada uno de los asociados a la agrupación vive su realidad de distinta manera. "Algunos se encierran porque sienten que huelen mal y que la bolsa puede reventarse en cualquier parte haciéndolos pasar un mal rato", dice.
"La feca nuestra es mucho más fuerte que la de ustedes, porque no hacemos los procesos digestivos normales. A mí me sacaron todo el colon y me hicieron una ileostomía, por eso mi situación es definitiva", agrega.
Pero uno de los datos más reveladores que hace este dirigente es que en el duro proceso mental que viven los ostomizados, casi la mayoría de ellos termina por separarse de sus parejas.
Carlos, al igual que los socios de su agrupación, ha tenido que enfrentar situaciones muy dramáticas que él asocia a la falta de educación y al desconocimiento acerca de estos pacientes.
"Estos temas en los Cesfam y en el mismo hospital no los conocen. Los auxiliares no saben cómo cambiar las bolsas. Entonces es increíble, pero cuando uno le dice a una persona que trabaja en el hospital 'yo soy ostomizado' nos responden Entonces ahí la frustración es tremenda", comenta.
catastro
En esta situación, Carlos y a la dirigenta vecinal Sonia Huencho, que creó la agrupación y los apoya permanentemente, están gestionando la elaboración de un catastro que los ayude a saber cuál es la población de estos pacientes en la provincia y poder generar las instancias para facilitar beneficios para todos.
Quienes quieran colaborar con este estudio pueden enviar sus datos al correo ostomizados2013@gmail.com. No es necesario que cuenten su historia, ni se presenten personalmente, sólo se requiere contabilizarlos para acceder a beneficios.
"Además estamos gestionando una capacitación dirigida a los funcionarios de la salud para que les enseñen a tratar a los ostomizados", agregó Sonia Huencho. J
Dentro de los objetivos que persigue la Agrupación de Ostomizados está el contar con un banco de bolsas que permita que todos los pacientes que sufren este problema puedan acceder fácilmente a éstas y a un costo más bajo, ya que cuestan entre 2 mil y 4 mil pesos.
"Al hospital no llegan y hacen que los pacientes viajen a Valparaíso a buscarlas, para que allá les entreguen sólo dos, considerando que pueden ocupar las dos bolsas en un solo día", comenta Sonia Huencho, quien apoya a la agrupación desde sus inicios para ayudar a dos de sus vecinos que finalmente murieron.
