Sobre la cama de la señora Sonia Guerrero, de 76 años de edad, se juntan las ediciones de hace una semana de los diarios El Líder y La Cuarta. Aquella lectura, junto a un pequeño televisor que ayer emitía la repetidísima teleserie "Romané", son desde el pasado 23 de octubre su única compañía.

Ese día, mientras caminaba por calle Pedro Montt, en el centro de San Antonio, rumbo a pagar la cuenta de su teléfono celular, tropezó y resbaló desde un tercer escalón sin poder afirmarse de nada. Se quebró los dos tobillos y fue derivada al hospital Claudio Vicuña, donde fue enyesada en ambas piernas. Las botas de yeso no tenían talón, así que no tenía posibilidad alguna de caminar.

Una ambulancia del hospital sanantonino la dejó en la puerta de su casa ubicada en San Sebastián, exactamente en calle Sexta Oriente Playa 54. Desde ese momento comenzaron los problemas para la señora Sonia.

"Me dejaron tirada afuera en la reja. Para ir a mi casa hay que subir el patio, y tuve que pedirle ayuda a los vecinos", comenta con impotencia la afectada, quien debió cambiar de un día para otro su rutina. Si ahora quiere ir al baño, tiene que llamar por teléfono a su amiga y vecina Luisa Oriana.

Su marido, que es con quien vive, sale temprano a trabajar y vuelve tarde. Sus hijos, que son cinco, apenas la fueron a ver los primeros días tras el accidente. Los únicos que le han sido fieles son sus cuatro perros, verdaderos guardianes de la propiedad cartagenina.

"Toda mi vida me he movido de acá para allá. Ahora estaba trabajando como vendedora de Avon, hasta que me ocurrió este accidente que me tiene totalmente postrada", afirma entre lágrimas y desesperación Sonia Guerrero, quien hasta para ir a los controles tiene problemas, ya que no cuenta con ayuda que pueda sacarla de su pieza.

"Un vecino me prestó una silla de ruedas, otro una burrita que no me sirvió porque no puedo desplazarme sola. Además que llamé al consultorio de Cartagena para solicitar una ambulancia que me pudiera llevar al Avansalud de San Antonio y me dijeron que solamente atendían accidentes o pacientes crónicos. Y yo tengo diabetes, me han operado dos veces de las coronarias, además que sufro de hipertensión. Pero aún así no quisieron ayudarme", reclama llena de pena Sonia Guerrero. J

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