"Son tantos recuerdos que guardo de mis navidades, detalles sobre todo de cuando era pequeña y mis padres se las ingeniaban para hacerme saber que el Viejito Pascuero había llegado; por esos años vivía en Chillán y una de las técnicas usadas era que mi padre nos llevaba a entregar regalos donde mis abuelos, los del amigo secreto que siempre se juega en la casa de los tatas, y mi mamá se quedaba con todos los regalos en la casa para ponerlos bajo el árbol. A nuestro regreso ahí estaban.Eso sí que una vez me di cuenta que ella era mi Papa Noel porque la vi sentada en una saltarina morada que había pedido en mi carta, por lo que al volver me dijeron que Santa contrataba a los papás como sus asistentes porque viajar por el mundo con lo viejito que era se cansaba. De esa forma se aseguraba que todos recibiéramos nuestros regalos; otra forma de avisar su paso, era que mi padre me mandara al segundo piso a buscar algo o que fuera al baño, y como era algo en lo que debía demorarme, tenían el tiempo para armar todo, y para avisarme mientras estaba en la faena encomendada sonaban unas campanitas y uno de mis hermanos subía corriendo y me decía ´ya pasó, ya pasó, ya pasó´: dicen que mis ojos se iluminaban de pura emoción. Si debo resumir mis navidades eran mágicas, y aún lo son, pero ahora por otras razones, entre ellas mis sobrinos. J